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Después, nos recordó, mediante su fácil palabra, toda la casuística que rodeó a los objetos donados, y que no
era otra que la que caracterizó, en un primer momento, el difícil proyecto de llevar a cabo el Primer Congreso Filatélico Español que
felizmente viera la luz en la Zaragoza de 1908, sino también toda aquélla que envolvió el recorrido de la centenaria Primera Exposición
que se realizara en Valencia en 1909, precursora de otras siguientes que se realizaron en nuestra nación, ya bien entrado el siglo pasado,
relatos que estuvieron siempre salpicados de un nutrido anecdotario que el amigo Llorca supo relatar desde lo íntimo de su conocimiento,
por lo cercano de la relación que le unió al que fuera primer Secretario de la Unión Filatélica Valenciana y sin cuya ación emprendedora
hubiera sido imposible llevar a buen puerto ambos dos acontecimientos tan significativos en la historia de la filatelia, no ya tanto
valenciana, sino como nacional. |
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