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SOCIEDAD VALENCIANA DE FILATELISTAS | |
En esa primera reunión fundacional, (a la que asistieron a nivel personal
intelectuales y afamados políticos), se nombró a D.Luis Reig y a D.José Sanchis (director de "El Filatélico Valenciano")
como moderadores para discutir los Reglamentos, que fueron aprobados en esta sesión -con algunos ligeros cambios desde los
primeros iniciales- procediéndose al nombramiento de la Primera Junta Directiva, que resultó elegida por unanimidad entre
todos los asistentes:
Primera Junta Directiva de la Sociedad Valenciana de Filatelistas:
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Presidente: | ||
Vice-Presidente: | ||
Secretario: | ||
Tesorero: | ||
Vocales: | ||
Director de Cambios: | ||
Secretario de Cambios: | ||
Vocales de Cambios: | ||
Al comenzar el año 1.903, la flamante Unión Filatélica Valenciana, nacida
con el siglo, se encontró sin órgano de difusión, pues la revista El Filatélico Valenciano dejaba de publicarse.
Su último número fue el correspondiente al mes de diciembre de 1.902, y, en el siguiente mes, su Director
D.José Sanchis García, comunicó a la Unión, a la cual pertenecía como socio fundador, su voluntad de cerrar la revista por
"no convenirle".
En esta situación permaneció la Sociedad valenciana a lo largo del año
1.903, periodo éste ciertamente convulso para la joven entidad, hasta el punto de correr el riesgo de desaparecer.
Ello no significa sin embargo, que la Unión se desentendiese de la cuestión; así, en el mes de
febrero, su Junta Directiva recibió el ofrecimiento de la revista barcelonesa El Filatélico Español para servir de órgano
de la entidad, la cual, no considerando convenientes las proposiciones presentadas por el Director de la publicación
catalana, Sr. Remolí, rechazó el ofrecimiento.
Meses después, recibió la Unión Filatélica Valenciana, por parte de un
particular filatélico la proposición de crear un periódico que fuese el órgano oficial de la entidad.
Para estudiar el ofrecimiento y, en su caso, las condiciones del acuerdo, la Junta designó a los señores Díaz
de Brito y Gómez Cano para que informasen exhaustivamente sobre el particular. Las
negociaciones fueron por buen camino, por lo que los comisionados informaron favorablemente la propuesta de fundación de un
nuevo periódico. De esta forma se gestó El Eco Postal.
Desde el comienzo de 1.903, quien fuera Secretario de la flamante Unión Filatélica
Valenciana, D.Carlos Llorca Caruana, afamado abogado y militar valenciano, creía –y soñaba- en la posibilidad de celebrar
en España un Congreso Filatélico. Sin embargo, hasta el mes de mayo del citado año, y a través de su
revista “El Eco Postal”, no dio publicidad a su pensamiento, y lo hizo invitando a sociedades y periódicos especializados a
tomar la iniciativa, prometiendo, por su parte, incondicional ayuda. En efecto, al hacer la
reseña de la Exposición organizada por la Junior Philatélic Society, en Londres, el Sr. Llorca, entre otras cosas, dice:
...“¿No podría ensayarse la celebración (en España) de un Congreso o Exposición? Elementos creemos nos
sobran y buena voluntad no habría de faltarnos; lo que necesitamos son iniciativas, no dudando que alguna Sociedad o
nuestros colegas más antiguos la tomen; por nuestra parte estaremos al lado de los iniciadores y trabajaremos en pro de la
idea, hasta donde nos permitan nuestras fuerzas”.
A este llamamiento contestó D.Francisco Jaumandreu, proponiendo que el evento se
celebrase aprovechando el Congreso de Historia de la Corona de Aragón, como una de las Secciones del mismo, insistiendo,
poco después en la misma idea, que fue acogida por el Sr. Llorca, el cual se entrevistó con el erudito canónigo de la
Catedral, D.Roque Chabás, encargado en Valencia de todo lo relativo al mencionado Congreso de Historia.
En las columnas de su revista “El Eco Postal” abre, en 1907, una “Lista de adhesiones para la celebración de un
Congreso Filatélico”. Así, puesto que no era posible conocer el parecer de los opositores a la
idea, dado el silencio producido, se sabría al menos los partidarios de la misma.
En abril del propio año y gracias a las iniciativas de los señores Díaz de Brito
y Carreras Candi, las sociedades Unión Filatélica Valenciana y Sociedad Filatélica Catalana se adhirieron al pensamiento.
En el mes de mayo las adhesiones llegaron a 46, además de 3 periódicos y otras
tantas sociedades.
El proyecto iba tomando forma, sobre todo después del artículo laudatorio del
conocido e ilustrado filatélico Sr. Moreno de la Tejera, y de la explícita adhesión de la influyente revista "Madrid
Filatélico", que por fin se decidió a dejar su retraimiento en esta cuestión, lo que supuso un impulso definitivo.
Pero el verano trajo consigo la casi paralización de los trabajos, pese a lo cual
a fines de septiembre pasaban de 100 las adhesiones.
A finales de 1.907, el Sr. Llorca estimó que había llegado al fin el momento de
constituir un órgano ejecutivo que encauzase los trabajos de organización. Dos criterios se
encontraron: Valencia propuso que las personas adheridas hiciesen la elección, procurando que hubiese representación de
todas las regiones donde hubiese núcleo filatélico. Barcelona prefería la constitución de comités regionales.
Así las cosas, a falta de otras iniciativas y ante la pasividad reinante, el día
28 de enero de 1.908, después de concluida la Junta General de la Unión Filatélica Valenciana, el Sr. Llorca propuso a sus
consocios reunirse en asamblea y tratar de la celebración del Congreso, dándoles cuenta de lo ya reseñado.
Aceptada la propuesta, se tomaron, entre otros, los siguientes acuerdos: Nombrar
una Junta General, designar un Comité central de organización, fijar como lugar de celebración Zaragoza, y ofrecer una de
las presidencias honorarias al Dr.Thebussem, D.Alejandro Pardo de Figueroa.
Como en el plazo señalado para ello, no se presentó ninguna enmienda, estos
acuerdos quedaron definitivamente aprobados.
Como ha quedado expuesto, uno de los acuerdos adoptados por los filatélicos
valencianos reunidos en asamblea el día 28 de enero de 1.908 fue la constitución de un Comité central de organización.
Con el fin de conseguir la necesaria unidad en la adopción de los trabajos preliminares, así como
la agilización de su ejecución, este organismo estuvo integrado exclusivamente por residentes en Valencia; concretamente
por los señores Díaz de Brito como Presidente, Gómez Cano, Pallardó y López Burguete (cartófilo), como Vocales, y Llorca
Caruana, como Secretario.
El día 7 de marzo de 1.908 comenzó su andadura el Comité, y en esta primera
sesión se inició el conflicto con los aficionados cartófilos, al presentar el Sr. López su dimisión, y si bien se ofició a
la sociedad cartófila "Hispania" para que nombrase un sustituto; antes que ello sucediera se consumó la retirada de todos
los cartófilos del Congreso, que quedó con un carácter exclusivamente filatélico. Por otra parte,
otro Vocal, el Sr. Gómez Cano, también presentó su dimisión, porque sus múltiples obligaciones mercantiles le impedían
dedicarse a los trabajos como él hubiese deseado, siendo sustituido por D.Manuel Adlert.
De esta forma el Comité quedó integrado por los filatélicos valencianos Díaz de
Brito, Pallardó, Adlert y Llorca.
De los trabajos realizados por el Comité, se hace mérito a continuación.
Pero sería injusto silenciar un hecho que facilitó en alto grado las tareas del Comité: El referido al
llamamiento a la afición, en general, y a la madrileña, en particular, que, en el mes de mayo, hicieron los distinguidos
filatélicos madrileños Señores Laso, Gálvez y Aleñá.
El Comité desarrolló un intenso trabajo, que exigía, a su vez, una permanente
conexión con los miembros de la Junta General, única competente para aprobar o no los acuerdos propuestos.
Así, entre otras muchas actividades, el Comité hubo de estudiar y seleccionar los temas de las ponencias; la
elaboración del proyecto de reglamento que había de regir en las sesiones; organizar el escrutinio para la elección de la
Junta General definitiva en sus diversos cargos; la elaboración del presupuesto económico y el cobro de las cuotas; la
gestión de la fabricación de las medallas; y la organización del trabajo a desarrollar en cada sesión, entre otras.
El Comité remitió invitaciones y el número de "El Eco Postal" en el que se
publicaba el Reglamento ya aprobado, a todos los filatélicos españoles cuyas direcciones eran conocidas, y, en fin, se
invitó personalmente a todos los socios de la Unión Filatélica Valenciana residentes en España; como dato estadístico,
ciertamente significativo, es de resaltar que, durante el funcionamiento de este Comité, se remitieron unas 300 circulares,
y sobre una gruesa de cartas y postales.
Por último, no olvidó el Comité la labor de “intendencia”, al extremo de que su
Secretario, el Sr. Llorca, se desplazó con antelación, el día 20, a Zaragoza con el fin de auxiliar a los congresistas en
orden a alojamientos, recepción y preparación del local. Sin regatear mérito alguno a la labor del
colectivo, hay que resaltar la laboriosidad tenaz y constante de su Secretario.
Realmente, el trabajo organizativo llevado a cabo por el Comité fue justamente
ensalzado. Así, el Sr. Carreras Candi, en su primera intervención como Presidente del Congreso,
pidió ... “para dicho Comité, y especialmente para su Secretario, que ha llevado el peso del trabajo, un voto de
gracias”, que fue otorgado por unanimidad.
No fue éste el único reconocimiento; ya que, a propuesta del Comité ejecutivo de
la Exposición Hispano-Francesa, les fue concedida la medalla conmemorativa del Centenario de los Sitios, a los miembros del
Comité organizador del “Primer Congreso Filatélico Español”, esto es, a los cuatro miembros de la "Unión Filatélica
Valenciana", los señores Díaz de Brito, Pallardó, Adlert y Llorca, que, con su entusiasmo, tesón y laboriosidad,
consiguieron que el sueño de un Congreso Filatélico Español se convirtiese en una realidad.
LOS PROTAGONISTAS VALENCIANOS
Veamos, aunque sea brevemente y excluyendo al Sr.Llorca, del que se hablará
después, lo que representaban filatélicamente, en aquel momento, los miembros del Comité:
D.Juan Díaz de Brito: Antiguo filatélico valenciano, socio de numerosas entidades
filatélicas tanto nacionales como extranjeras, se caracterizó por el afecto que dispensó a la Unión Filatélica Valenciana,
de la que fue fundador y, en la misma sesión fundacional, el 6 de mayo de 1.900, fue nombrado Director de cambios, para
cuyo cargo fue reelegido en los años 1.901 y 1.902. En el siguiente año y a sus instancias, dejó de
formar parte de la Junta Directiva; y cuando en julio de dicho año, 1.903, tratóse de disolver la Sociedad, se opuso con
todas sus fuerzas y, secundado por otros socios, presentó una proposición, fundada en el artículo 69 del Reglamento,
comprometiéndose a continuar la Sociedad, y otra, obligándose a satisfacer de su bolsa el exceso de gastos que ocasionase
el mantenimiento de la Casa social, ya bienm fuera solo o bien en comandita con los socios que deseasen acompañarle, que
fueron varios. En agosto del propio año, y a consecuencia de la dimisión de algunos señores de la
Directiva, se procedió a una nueva elección, en la que por unanimidad fue nombrado Presidente, cargo en el que continuó por
reelección en años sucesivos. Su desprendimiento a favor de la Unión se reflejó en innumerables
ocasiones. Particularmente, reunió una magnifica colección de España y Colonias, en especial, así
como de casi todos los países de Europa, varios de América, muchos de Africa y, por último, de Persia; estuvo considerada
la suya como la colección más importante de Valencia, después de la del Sr. Reig. Iniciada la
gestación del Congreso, y constituido el llamado Comité Central de Organización, el Sr. Diaz de Brito asumió la Presidencia,
y posteriormente pasó a formar parte de la Junta General, en calidad de Vice-Presidente. Presentó la
ponencia: “¿Sería conveniente la formación de una Sociedad Filatélica Española?”.
D.Vicente Pallardó Roig, nacido en Valencia, abrazó la carrera militar, e intervino en la campaña de Cuba, donde
fuera reiteradamente laureado, alcanzando el grado de Capitán de Infantería. De regreso a su ciudad,
el tiempo libre que le permitían sus deberes profesionales y las clases de lengua francesa que impartía, lo dedicó a la
Filatelia, o por mejor decir, a la Unión Filatélica Valenciana, en la que, al tiempo de la celebración del Congreso, había
desempeñado los cargos de Secretario, Tesorero y Director de cambios, siendo uno de los asistentes habituales a la Casa
Social.
Al asumir el Sr.Llorca la dirección de "El Eco Postal", llevó consigo al Sr.Pallardó,
verdadero Redactor jefe, que sustituyó al Director en los casos de enfermedad de éste; la mayoría de los trabajos que
publicó, aparecen firmados con distintos seudónimos. Al iniciarse los trabajos preparatorios del
Congreso, y constituirse el llamado Comité Central de Organización, Pallardó formó parte del mismo, en calidad de Vocal,
siendo notable la actividad por él desarrollada.
El día 24 de septiembre, en Zaragoza, por ausencia del Presidente del Comité, Díaz de
Brito, presidió la sesión preparatoria del Congreso, en el que defendió la ponencia: “Vocabulario filatélico español. Su
necesidad”.
D.Manuel Adlert Barón, también nació en Valencia y cursó carrera militar, participando en la guerra de Cuba, donde
intervino en numerosos hechos de armas. Al tiempo que nos ocupa, había alcanzado el grado de Capitán
de Infantería, y su honroso comportamiento había sido reiteradamente premiado.
Como filatélico, su afición era reciente al tiempo de ingresar en la Unión Filatélica
Valenciana; pero su entusiasmo era grande, de modo que pronto fue elegido miembro de la Sección de cambios, primero, y Vocal
de la Junta Directiva, después, cargo éste que a la sazón desempeñaba cuando entró a formar parte del Comité Central de
Organización del Congreso, como Vocal, en sustitución del Sr.Gómez Cano, que había presentado su dimisión.
Acudió a Zaragoza, donde defendió la ponencia: “En los sellos para impresos ¿debe figurar el 1/4 ó los
cuatro reunidos?”.
LA JUNTA GENERAL DEL CONGRESO FILATÉLICO ESPAÑOL
En la asamblea celebrada por los unionistas valencianos el día 28 de enero de 1.908, a
la que ya se ha hecho referencia, se acordó, junto con la constitución de un Comité Central de organización, la elección de
una Junta General. Los señores designados fueron D.Francisco Carreras Candi, D.Enrique Laso, Barón
de Sinando, D.Miguel Gálvez y D.José R. Bourman; asimismo se previno la inclusión de los presidentes de sociedades
cartófilas y filatélicas que se adhiriesen a la idea, así como los directores de los periódicos de ambas ramas, y, además,
todo ello se entendía ...“sin perjuicio de que sea aumentada con otras personalidades”.
Todos los elegidos aceptaron la designación, y, una vez incorporados los directores y
presidentes anteriormente aludidos, entre ellos eligieron los distintos cargos, que dió el siguiente resultado:
Sr.Barón de Sinando | D.Miguel Gálvez | D.Guillermo Compte |
D.Juan Rubies | D.José R. Bourman | D.Miguel Aleñá |
D.Alfonso Sabadell | D.Joaquín Sinando | D.Roque Gasca |
Las cuatro presidencias honorarias, propuestas por el Comité y aprobadas por la Junta,
fueron aceptadas por sus destinatarios. La primera, esto es la concedida al Dr. Thebussem, fue, si
se permite la expresión, “de obligado cumplimiento”, pues, en aquel momento, era la personalidad filatélica más relevante.
Las dos siguientes estuvieron fundamentadas en motivos de cortesía oficial.
La cuarta, por último, se debió a la gratitud, pues fueron innumerables las atenciones
recibidas del Presidente de la Junta de la Exposición Hispano Francesa.
Don Mariano Pardo de Figueroa, -Dr.Thebussem-: A estas
alturas resulta ocioso, por innecesario, resaltar la figura de este ilustre español e insigne escritor.
Gran aficionado a la Timbrología y al servicio de correos, nos ha legado numerosas obras, todas magistrales, en torno
a la Filatelia y a Correos. Este erudito polígrafo, Abogado de los Tribunales e individuo
correspondiente de diversas Academias, en el momento de gestación del Congreso, ya gozaba del titulo de “Cartero honorario
de España e Indias”, cuya concesión merece ser recordada.
Ante sus servicios en el ramo de Correos, cuyos estudios e investigaciones habían sido
pilares para lograr la regeneración del sistema de comunicaciones, deseó el Gobierno recompensarle, manifestándole de forma
confidencial si le agradaría la concesión de una Gran Cruz, o quizá el carácter de Jefe superior de la Administración, o
si le convenía alguna otra merced; pero el Dr.Thebussem contestó que... "habiendo sido el conde de Villamediana el primer
administrador del Correo en nuestro país, bien me contento con ser el último cartero.". En un
principio pareció ser una evasiva esta respuesta; mas viendo que se formalizaba, le fue otorgado el título de cartero en
Real Despacho de inusitado lujo, concediéndosele además franquicia absoluta de correspondencia. Pues
bien, al Sr.Pardo de Figueroa le fue ofrecida una de las presidencias honorarias del Congreso, que aceptó -aunque no acudió
a Zaragoza-. Una vez concluida la reunión, celebró su brillante éxito en carta dirigida a D.Carlos
Llorca, a quien cariñosamente calificó como “el alma del Congreso".
Don Emilio Ortuño: Ocupaba la titularidad de la Dirección
General de Comunicaciones, y en tal calidad el Comité central de organización propuso ofrecerle una de las presidencias
honorarias, que fue ratificada por la Junta Directiva y aceptada por el interesado, que prometió su asistencia al evento.
Pero sus obligaciones oficiales impidieron su presencia en Zaragoza, aunque concedió un buzón para
uso de los señores congresistas, y un matasellos especial.
Don Manuel de Cerecedas: En el momento de la celebración
del Congreso, era el Director del Museo Postal de España, y en consideración a dicho cargo, el Comité central propuso el
ofrecerle una presidencia honoraria, que ratificó la Junta Directiva y fue aceptada por el interesado, pero que no pudo
desplazarse a Zaragoza por la reciente enfermedad que había padecido.
Don Basilio Paraíso: En Laluenga, pequeño pueblo de la
provincia de Huesca, vio la luz primera a mediados del siglo XIX, en el seno de una familia humilde; pero gracias a su
natural talento y pertinaz trabajo logró alcanzar una posición económica desahogada dentro de la vida mercantil de Zaragoza,
hasta el punto de ser designado Presidente del Comité Ejecutivo de la Exposición Hispano Francesa de Zaragoza.
Dió toda clase de facilidades para que el Congreso se celebrase en el seno de la
Exposición, a la vez que dispensó, a todos los congresistas en general y a los valencianos en particular, las atenciones
más exquisitas. Le fue ofrecida una presidencia de honor, que aceptó, llegando a presidir
efectivamente una de las sesiones, haciéndolo incluso con cierta desenvoltura -lo que es digno de destacar si se tiene en
cuenta que no era filatelista-. Al concluir el Congreso, y ante el cúmulo de atenciones recibidas
por parte del Sr.Paraíso, (entre los que destacó el banquete de Clausura ofrecido a los asistentes), los congresistas
quisieron materializar su agradecimiento de una forma especial, acordando hacerle un obsequio en el que figurasen los
nombres de todos cuantos se adhiriesen a la idea, cuya materialización le fue encargada al Secretario, el Sr. Llorca.
  Fue precisamente un año después, el 17 de octubre de 1.909, cuando aprovechando la
estancia en Valencia del Sr. Paraiso (con motivo de los Congresos de Peritos Mercantiles y de Cámaras de Comercio, que se
celebraron en el ámbito de la Exposición Regional Valenciana), los congresistas valencianos y algunos socios de la Unión
Filatélica Valenciana le ofrecieron un banquete y le hicieron entrega de una artística plancha de plata, con adornos de
bronce y esmalte, descansando sobre marmolína verde y encerrado todo ello en un marco exterior de nogal tallado, obra de
Sugrañes, reconocido artista y orfebre valenciano.
EL PRIMER CONGRESO FILATÉLICO ESPAÑOL
Sesión preparatoria, 24 de septiembre:
En uno de los salones del Palacio de Escuelas de Artes e Industrias de la Exposición
Hispano-Francesa, y ocupada la presidencia por el Vocal del Comité de organización D.Vicente Pallardó, por ausencia del
Presidente del mismo D.Juan Díaz de Brito, a quien ocupaciones perentorias habían hecho retardar el viaje, y formada la
Mesa por dicho señor, el Vocal D.Manuel Adlert y el Secretario D.Carlos Llorca, se abrió la sesión.
El Sr. Pallardó, brevemente, expuso el orgullo y satisfacción que sentía llegado este
momento, y declinó, en nombre del Comité, toda la gloria que pudiera caberle, en D.Carlos Llorca, alma y organizador de los
trabajos realizados, y al que dio la palabra para que expusiere la Memoria. El Secretario relató a
grandes rasgos las vicisitudes acontecidas y, seguidamente, el Sr.Pallardó dio posesión a la Junta General, quedando
constituida la Mesa de la siguiente forma: Presidente, D.Francisco Carreras; Tesorero, D.Enrique Laso; Vice, D.Alvaro
Bielza; y Vocales: D.Joaquín Minondo, D.José R. Bourman y D.Pedro Monge; Secretario, D.Carlos Llorca; y Vice, D.Alejandro
Cortada.
Ocupado el sillón presidencial por el Sr.Carreras, dio las gracias, en nombre de la
Junta, al Comité de organización por los trabajos realizados, pidiendo especialmente para su Secretario, que había llevado
el peso de la organización, un voto de gracias, que fue otorgado por unanimidad.
Se dio lectura a la lista de adheridos y a las autorizaciones que los que no habían
podido asistir, otorgaron a algunos de los presentes. Dióse cuenta de una carta del Director General
de Correos y Telégrafos, aceptando la Presidencia Honoraria. Se sometió a votación la propuesta que
hizo el Comité de conceder una presidencia honoraria a D.Basilio Paraíso, que fue aprobada por unanimidad.
Teniendo en cuenta que faltaban algunos congresistas, cuya llegada estaba anunciada
para la mañana del día 25, se acordó que la primera sesión se celebrase dicho día a las 16 horas.
Primera sesión, 25 de septiembre:
Bajo la presidencia del Sr.Carreras, se completó la Mesa con los señores Díaz de Brito
y Aleñá, se leyó una tarjeta del Dr. Thebussem, deseando un feliz éxito al Congreso, y el Presidente leyó el discurso de
apertura, en el que destacó la importancia de la Filatelia en el mundo moderno; a continuación, el Secretario leyó una
carta del Director del Museo Postal, agradeciendo la Presidencia de Honor y excusando su asistencia, y se hizo pública la
concesión de un buzón para uso de los congresistas y de un matasellos especial.
Como Memoria presentada por Madrid Filatélico, el Sr. Aleñá, su Director, procedió a
dar lectura a la ponencia “Concepto técnico general de la Filatelia”; a continuación, hizo lo propio el Sr.Carreras
Candi con su ponencia “Nueva orientación en las series de España y Colonias”, concluida la cual se abrió un animado
debate, en el que intervinieron todos los “pesos pesados” del Congreso, y fue tanta la vehemencia y fueron tan largas las
intervenciones, que hubo que echar mano del artículo 9 del Reglamento, referente al orden y duración de los turnos.
Terminada la deliberación y tomados los acuerdos pertinentes, el Secretario dio cuenta
que el Gobernador Civil, D.Juan Tejón Marín, le había manifestado su satisfacción por la celebración del Congreso en
Zaragoza.
Segunda sesión, 26 de septiembre:
Bajo la presidencia del Sr. Carreras, el Sr. Llorca leyó un oficio del Presidente del
Comité ejecutivo de la Exposición Hispano-Francesa, D.Basilio Paraíso, aceptando el nombramiento de Presidente Honorario; a
continuación el Sr. Pallardó dio lectura a su ponencia “Vocabulario filatélico español. Su necesidad”, enfrentándose
a dilemas como los planteados por términos tales como “sello, timbre y estampilla; fija sellos, bisagras y charnelas;
dentado, perforado y picado”; su disertación fue aprobada sin discusión. Inmediatamente, subió a
la tribuna el Sr.Díaz de Brito, que desarrolló el tema “¿Sería conveniente la formación de una Sociedad filatélica
española?”, en cuyo debate se tocó, por los filatélicos catalanes, la antigua cuestión de la Federación Nacional.
A continuación, el Sr. Adlert leyó la ponencia “En los sellos para impresos... ¿debe
figurar el 1/4 ó los cuatro reunidos?”, aprobándose por unanimidad que figurase el 1/4 que proponía el disertante; la
siguiente ponencia fue “La no desmonetización de los sellos en general”, leída por el Sr.Del Tarré, a la que siguió
el discurso del Sr.D.José Monge sobre “La conveniencia de limitar la duración de las emisiones de sellos en España”,
concluido el cual, entró en el salón el Sr.Paraíso, que fue presentado al Congreso por el Sr.Llorca, procediendo después en
cortesía el Sr.Carreras a cederle la Presidencia al Sr.Paraíso.
Por último, el Sr.Llorca leyó su ponencia “¿Qué valor filatélico debe concederse a
los facsímiles?”, que motivó un animado debate, al término del cual el Sr.Paraíso pronunció un breve discurso de
agradecimiento, y levantó la sesión.
Tercera sesión, 27 de septiembre:
Bajo la presidencia del Sr.Carreras, el Sr.Laso desarrolló el tema “Sellos de
impuesto de guerra y timbres móviles que deben tener cabida en el catálogo”; el debate fue tan animado que, a pesar de
haberse consumido los turnos reglamentarios, se acordó prolongar la discusión. Después fue el
Sr.Bourman quien presentó su ponencia “¿Deben coleccionarse los sellos emitidos, que no han circulado?”, pregunta a
la que el Congreso, por mayoría, contestó negativamente. A continuación, el Sr.Arias defendió la
ponencia “Acaparamiento de los sellos en nuestras Colonias y abusos de sobrecargas”; y, por último, se abrió un
debate con relación a la “Moción sobre las franquicias postales”, respecto de las cuales el Congreso determinó que
debían considerarse como una rama de la Filatelia.
La clausura:
Concluido el debate sobre la última ponencia y a propuesta de la Presidencia, se acordó
que todas las comunicaciones recibidas, junto con toda la documentación referente al Congreso, se archivase.
Se acordó dar un voto de gracias al Sr. Llorca por sus trabajos, y de confianza para que
proceda a la elaboración de la cuenta de ingresos y gastos.
Se trató de la fecha y el lugar en donde debería celebrarse el segundo Congreso: El
Sr.Carreras propuso que, puesto que había sido valenciano el iniciador del que se acababa de celebrar, tuviese lugar el
segundo en Valencia; los congresistas valencianos agradecieron la propuesta, si bien estimaron que celebrándose en Valencia
al año siguiente Exposición Regional, sería más conveniente organizar una Exposición Filatélica, y así se aprobó, al igual
que la celebración del siguiente Congreso tuviese lugar en Madrid.
Se aprobó la creación de una “Junta permanente ejecutiva de Filatelia española”,
encargada de organizar los dos futuros eventos, e integrada por D.Manuel de Cerecedas, D.Francisco Carreras, D.Enrique Laso,
D.Miguel Aleñá, D.Vicente Pallardó, D.Manuel Adlert y D.Carlos Llorca; los tres últimos formaron el Comité de la Exposición
de Valencia.
Acuerdos y Conclusiones:
En el orden puramente filatélico, los acuerdos y conclusiones adoptados fueron los
siguientes:
1.- | Necesidad de la formación de un Vocabulario filatélico español, y conveniencia de uno universal. |
2.- | Formación de una Sociedad Filatélica Española, poniéndose de acuerdo con las hoy existentes para los detalles
de la organización. |
3.- | Que el sello de impresos de 1/4 de céntimo, es el que debe figurar en los catálogos, y no los cuatro reunidos. |
4.- | No conceder valor filatélico a los facsímiles y dirigirse a los periódicos profesionales españoles y a los colegas
extranjeros, rogándoles que no publiquen anuncios de facsímiles. |
5.- | Que los sellos de impuesto de guerra cuyo uso en correos se haya dispuesto, figuren en las colecciones y en los
catálogos. |
6.- | Que los timbres móviles usados en correos, no deben catalogarse. |
7.- | Que los sellos que no hayan llegado a circular, no deben catalogarse. |
8.- | Que las franquicias deben, como signos postales, formar parte de la Filatelia, constituyendo una rama de la
misma. |
9.- | Que estas franquicias deben dividirse en dos grupos, las que lleven la palabra “Correos” y las que no la lleven. |
10.- | Que en los catálogos de sellos de correos, solo deben figurar las franquicias adhesivas, es decir, los sellos
propiamente dichos. |
Los filatelistas que se adhirieron al Congreso y suscribieron todas las formalidades
para congregarse después, fueron cincuenta y cinco. Sin embargo, llegada la hora del evento,
únicamente asistieron en persona –y no por representación- a Zaragoza los siguientes señores:
D.Francisco Carreras Candi nació en Barcelona, en 1.862 y cursó los estudios de
leyes. Al celebrarse el Congreso, nadie discutió sus merecimientos para ocupar la Presidencia
efectiva del mismo. Resulta difícil resumir las actividades desarrolladas por el Sr.Carreras hasta
ese momento, tanto en el campo político como en el artístico e histórico, por lo que, limitándonos a su faceta filatélica,
recordemos que era poseedor de una colección de sellos de correos y de sellos fiscales de todas las naciones, colección que
empezó en 1.874, siendo un verdadero especialista de España y Colonias en los segundos. En cuanto a
sus trabajos filatélicos, se dio a conocer con una serie de cartas sobre “Los correos en España”, dirigidas al Dr.Thebussem
y publicadas en "La Dinastía" de Barcelona (1.889); posteriormente publicó “Las tarjetas postales en España” (1.903)
y “Emisiones fiscales de los Colegios de Abogados, Procuradores y Notarios de Barcelona” (1.906), y mantuvo múltiples
disquisiciones filatélicas, si bien sus mayores desvelos los encauzó en el estudio de los sellos fiscales de España, en los
que fue una primera autoridad. Socio fundador de la Sociedad Filatélica Catalana (1.901), fue su
Presidente hasta 1.904, en que pasó a ocupar la Presidencia honoraria; presidió, como ya se ha dicho, el Congreso, en el
que desarrolló una intensa labor, pronunció el discurso de apertura, y defendió la ponencia: “Nueva orientación en las
series de España y Colonias”.
Nacido en Guadalajara, en el seno de una familia acomodada, D.Enrique Laso se
trasladó, aún niño, a Madrid, recibiendo una esmerada educación; logró con inteligencia acrecentar el capital heredado, y
así, con recursos propios y con independencia económica, vino al mundo de la Filatelia, como aficionado primero, como
comerciante en seguida y como estudioso e investigador siempre. Prueba de ello fue la fundación de
la revista "El Eco de Madrid" a la cual dirigió en los primeros años de existencia. Formó parte del
Circulo Filatélico Matritense, en el que desempeñó importantes cargos, y de cuya Sociedad vino a ser el alma, junto con el
Barón de Hortega y D.Joaquín Frade, fundamentalmente. Por último, sería injusto pasar por alto su
vinculación con la Unión Filatélica Valenciana, de la que fue uno de los socios más antiguos, y aunque por residir en
Madrid debía ser considerado como socio corresponsal, en realidad fue residente, pues contribuía con su cuota como tal,
para atender mejor a su sostenimiento; fueron numerosas las ocasiones en que el Sr.Laso hizo patente su generosidad con la
Filatelia valenciana, la cual, por su parte, siempre le mostró su agradecimiento. Desde el primer
momento, fue un entusiasta propagandista de la idea iniciada por el Sr.Llorca en "El Eco Postal", y, junto con los Srs.Aleñá
y Gálvez, los más decididos apoyos que aquel encontró en Madrid. Formó parte de la Junta General,
siendo elegido Tesorero, y posteriormente estuvo integrado en la Mesa del Congreso. Defendió la
ponencia: “Sellos de impuesto de guerra y timbres móviles que deben tener cabida en el catálogo”.
En el momento de celebración del Congreso, D.Alvaro Bielza Moreno era un
filatelista de nuevo cuño, pues su afición no sobrepasaba los dos años, pese a lo cual, y dada su desahogada posición
económica y su decidido empeño, le hacían poseedor de una muy importante colección de más de 11.000 ejemplares, algunos de
gran valor, especialmente de España. Fue nombrado miembro de la Junta General en la primera de las
reuniones del Comité Central y, posteriormente, fue elegido Vice-Tesorero. En el Congreso, no pudo
asistir a todas las sesiones, por impedirlo sus ocupaciones profesionales, como Ingeniero jefe de la provincia de Zaragoza.
No consta que tuviese intervención en las deliberaciones; no asistió al banquete de clausura, por
lo que no figura en la fotografía de los congresistas. Fue socio no residente de la Unión Filatélica
Valenciana.
D.Alejandro de Cortada fue un estudioso investigador filatélico que, en el
momento que ahora nos ocupa, había adquirido cierta relevancia, pese a que su aproximación a los sellos no sobrepasaba los
diez años. Desempeñaba el cargo de Secretario de la Sociedad Filatélica Catalana, cuando fue
propuesto para ocupar el cargo de Vice-Secretario de la Junta General, que había quedado vacante. Sin embargo hay que
reconocer que el Sr.Cortada fue uno de los más ardientes propagandistas del Congreso, incluso antes de su incorporación a
la Junta.
D.José R. Bourman se inició en el coleccionismo en su época de estudiante de
bachillerato, y si bien en un principio aspiró a una colección universal, pronto se concretó a los sellos de España y sus
Colonias, logrando una magnífica colección. Cuando tenía algo más de veinte años, dedicóse al
comercio filatélico, particularmente a la compra de su especialidad en grandes partidas, para su exportación al extranjero,
entrando por ello en relaciones mercantiles con acreditadas casas de Francia, Inglaterra y Alemania, lo que ayudó a
prestigiar su establecimiento, abierto en la calle Victoria, en la ciudad de Málaga. Sin embargo la
actividad comercial no anuló su entusiasmo de coleccionista, fruto del cual fue la publicación del "Anuario Filatélico de
España y Colonias", sus colaboraciones en la revista de la Sociedad Filatélica Malagueña y, en fin, la edición de la
"Agenda Filatélica de bolsillo". El Sr.Bourman, socio corresponsal de la Unión Filatélica
Valenciana desde el momento fundacional de esta entidad, fue designado Vocal de la Junta General del Congreso, en el que
presentó la ponencia: “¿Deben coleccionarse los sellos emitidos, que no han circulado?”.
D.Miguel Aleñá Fernández, nacido en Málaga, donde cursó los estudios de perito
mercantil, pronto se sintió más atraído al campo de la literatura y el periodismo que al de la legislación mercantil, por
lo que abandonó la casa paterna y las comodidades que le proporcionaba la desahogada posición familiar, y se trasladó hasta
Madrid, donde sintió el hechizo de la Filatelia, y a su estudio e investigación consagró su vida.
Unido a D.Miguel Gálvez fundó, en enero de 1.897, "Madrid Filatélico", acreditada revista mensual dedicada a los
comerciantes y a los coleccionistas, que fue galardonada en la Exposición Filatélica Internacional de París, de 1.900.
En el momento que ahora nos ocupa, el Sr.Aleñá era su Director, pasando a formar parte de la Junta
General, en calidad de Vocal, siendo uno de los firmantes, junto con los señores Laso y Gálvez, de la Circular de 31 de
mayo de 1.908. Tomó parte muy activa en las deliberaciones de las tres sesiones, y defendió la
ponencia: “Concepto técnico general de la filatelia”.
Nacido en Guatemala y asentado en España desde muy joven, la aproximación a la filatelia
de D.Joaquín Minondo fue, en un principio, como simple aficionado; sin embargo, fue tan alto el número de sellos que
atesoró, así como el don natural que tenía para las transacciones, por su talento y condiciones especiales de carácter, que
decidió dedicarse al comercio, y, en la calle de los Fueros, de la ciudad de San Sebastián, abrió establecimiento, bajo la
razón social, primero, de “Joaquín Minondo” y, después, “Sociedad Filatélica Internacional de San Sebastián”, comercio éste
en todo tiempo bien acreditado y surtido de abundante “stock”, quizá debido a la particular manera que el Sr. Minondo tenía
de entender este ramo del comercio. Al margen de las listas comerciales de precios, editó el
“Catálogo especial de sellos de correos y telégrafos de España y Colonias”, en 1.906, y en 1.907 fundó y dirigió "El
Progresista Filatélico", revista de carácter mensual. Fue socio de la Unión Filatélica Valenciana,
pues si bien produjo baja durante algún tiempo, volvió a ella en 1.906, y en el año siguiente manifestó su adhesión al
Congreso y, en su condición de Director de publicación filatélica, fue nombrado Vocal de la Junta General, asistiendo a las
sesiones del Congreso, pero abandonó Zaragoza el día de la clausura, por lo que no estuvo presente en el banquete de aquel
día ni pudo figurar en la fotografía colectiva de los congresistas.
Titular de un acreditado establecimiento comercial en Valencia, su ciudad de origen,
D.José Bertolín Ibars sintió muy tempranamente la afición a coleccionar sellos, siendo uno de los más entusiastas
“unionistas”, pues antes aún de pertenecer a esta Sociedad, ya le había prestado algunos servicios; y es que, por razones
de índole particular y reservada, no estimó procedente solicitar su ingreso en ella. En 1.904,
desaparecidas las circunstancias que motivaron su alejamiento, se convirtió formalmente en socio.
En las elecciones del siguiente año, 1.905, fue nombrado Vocal de la Junta, reelegido para el mismo cargo en los años
siguientes, y de Secretario en 1.907; esta función desempeñaba cuando se celebró el Congreso. Fue
el autor de la Circular, de fecha 25 de marzo de 1.907, por la que la Unión invitó a los filatélicos valencianos, socios o
no, a que prestasen su adhesión al Congreso.
Al tiempo del Congreso, D.Fernando Guerrero Parrondo era uno de los socios más
jóvenes de la Unión Filatélica Valenciana, donde había ingresado en 1.907 y, en el año siguiente, ya fue elegido Vocal de
la Sección de cambios por el entusiasmo manifestado en el Circulo, en el que era asiduo asistente siempre que se lo podían
permitir sus obligaciones como Oficial de Infantería. Asistió a Zaragoza, pero no consta que tuviese
intervención en las sesiones.
Hijo de D.Enrique Laso, D.Antonio Laso Cana, (o Antoñito, como familiar y
cariñosamente era conocido en los círculos filatélicos), era frecuente que acompañase a su señor padre en sus viajes
comerciales. Adquirió un precoz conocimiento de esta ciencia, y a los ocho años, su padre le afilió
a la Unión Filatélica Valenciana, como socio residente, y cuando acudió a Zaragoza tenía diez años de edad.
Años después, sustituyó a su señor padre en la titularidad del establecimiento madrileño.
Al tiempo de la celebración del Congreso, D.José Sist Tamarit era un veterano y
entendido filatélico; socio fundador de la Unión Filatélico Valenciana, cuando la crisis del año 1.903, a la que ya se ha
hecho referencia, fue uno de los que pidieron la disolución de la Sociedad; pero no porque desease la desaparición –era uno
de los más asiduos contertulios-, sino porque consideraba la vida imposible por el camino emprendido.
Asegurada su existencia, se unió incondicionalmente, desempeñando desde entonces los cargos de Vocal, Secretario, Director
de cambios y Tesorero, haciendo gala siempre de gran actividad. Como coleccionista, fue de los
primeros que abandonaron la universalidad por imposible, logrando una esmerada selección de España y Colonias; y como
persona, fue muy apreciado por sus consocios, dado su buen carácter y generosidad. En el momento de
asistir al Congreso, pertenecía a la Junta Directiva de la Unión.
D.Juan Vidal Borrás era natural de Tarragona, y en Zaragoza tuvo una activa
actuación, interviniendo en las discusiones de prácticamente todas las ponencias, hasta el punto de poder ser calificado
como un verdadero “animador” de aquella asamblea.
Inteligente filatélico y acreditado comerciante de sellos de Barcelona, dueño del
prestigioso establecimiento de la calle Escudillers, D.José Monge fue un gran experto en los sellos de España.
Socio cualificado de la Sociedad Filatélica Catalana, su participación en el Congreso fue muy activa, y
numerosas sus intervenciones en las distintas deliberaciones, presentando la ponencia: “De la conveniencia de limitar la
duración de las emisiones de sellos en España”.
D.Pedro Monge Pineda, filatélico catalán, hijo de D.José Monge, y miembro de la
Sociedad Filatélica Catalana, fue nombrado Director del periódico "El Filatélico Español", en sustitución del veterano
filatélico D.Sebastián Sabadell, que había presentado su renuncia por tener que atender sus obligaciones profesionales;
ello motivó que el Comité Central de Organización nombrase al Sr.Monge Pineda Vocal de la Junta General del Congreso,
puesto que la renuncia de aquel a la dirección de la revista, implicaba automáticamente la de Vocal de la Junta, por ser
este nombramiento consecuencia de aquel. Posteriormente, al constituirse la Mesa del Congreso en la sesión preparatoria,
formó parte de ella en calidad de Vocal, en un momento en que no había cumplido todavía los veinte años.
D.Francisco del Tarré Draper fue un filatélico catalán, miembro de la Sociedad
Filatélica Catalana y titular de un importante establecimiento filatélico, entonces ubicado en la calle Consell de Cent, de
Barcelona; en aquel tiempo editaba una lista de precios, bajo el título “Prix courant-Timbres en gros et an detail”, de
sellos de España, sus posesiones africanas y ex colonias. Defendió la ponencia: “La no
desmonetización de los sellos en general”.
Al tiempo del Congreso, D.Balbino Aparicio Soriano era un joven filatélico
valenciano, que había ingresado en la Unión Filatélica Valenciana en el año 1.904, nombrado Vocal primero de la Sección de
cambios en 1.905 y en el siguiente año fue elegido Secretario. Su vocación filatélica nació muy
tempranamente, pues siendo aún un chiquillo, comenzó a coleccionar los sellos que le brindaba el cesto del despacho de su
señor padre, D.Antonio Aparicio, conocido y acaudalado comerciante de esta plaza, y, que en aquel entonces sostenía gran
correspondencia con España y con el extranjero. Tuvo que hacerse cargo de los negocios de la casa,
pero continuó con el coleccionismo de sellos, entre los que destacaban las planchas de Inglaterra.
Acudió al Congreso, en el que no consta que tuviese intervención durante las deliberaciones.
En cuanto a los asistentes zaragozanos, el Sr. Ximenez de Embún, que, en el
momento de la celebración del Congreso, tenía diez años de edad, llegó a ser cronista oficial de Zaragoza y en cuya ciudad
le fue dedicada una calle en las inmediaciones de la Plaza del Pilar, concretamente la que corre entre la Lonja y el
Ayuntamiento.
Empresario del ramo textil, D.Julio Madurga era un coleccionista filatélico, y
titular de una fábrica de tejidos ubicada aproximadamente donde actualmente se halla situado el establecimiento de
“El Corte Ingles” de Sagasti.
Por ultimo, D.Emilio Barril era titular de un comercio dedicado a la confección
de camisas a medida, situado en la calle Alfonso I, y, en este mismo establecimiento, vendía sellos de correos; se le
considera el primer comerciante filatélico de la capital aragonesa.
El Sr.Arias intervino en las discusiones habidas respecto de algunas ponencias,
no así los Srs. Bas, Ragull, Ximenez , Madurga , Barril y Bessa, que no consta tuviesen intervención alguna en las
deliberaciones del Congreso.
LOS CONGRESISTAS QUE NO ESTUVIERON EN ZARAGOZA
Como ya se indicó, los filatélicos que se adhirieron a la idea de celebrar el Congreso,
primero, y suscribieron todas las formalidades reglamentarias para congregarse, después, fueron cincuenta y cinco.
Sin embargo, llegada la hora del evento, unos porque lo impidieron sus quehaceres
profesionales o familiares, otros porque cambiaron de opinión y algunos porque formalizaron su adhesión advirtiendo de
antemano su ausencia de la reunión, en Zaragoza se lamentó la no presencia de los siguientes señores, algunos de ellos
auténticos eruditos filatélicos:
Dado el destacado perfil filatélico de algunos de los reseñados, forzoso es destacar,
aunque sea a la ligera y de forma incompleta, lo que en aquel momento significaban para la común afición, deteniéndonos
especialmente en los de origen valenciano.
Al tiempo del acontecimiento que ahora nos ocupa, D.Miguel Gálvez Jiménez era ya
una personalidad en la Filatelia española, hasta el punto de ser considerado como uno de los filatélicos más expertos en
sellos de España. Titular de uno de los establecimientos de sellos de mayor crédito, la Casa Gálvez,
fundada en el año 1.868 y sita en las calles de la Cruz y Príncipe, de Madrid, y célebre por la edición de un Catálogo que,
por su técnica y buena factura, había sido premiado en las Exposiciones Filatélicas de París (1.900) y Milán (1.906); es de
resaltar que el citado Catálogo era universal, único de esta clase editado en español, y, al tiempo del Congreso, había
llegado a la sexta edición. Fundó, junto con D.Miguel Aleñá, el "Madrid Filatélico", habiendo
mantenido siempre una fuerte vinculación con su consocio, entonces Director de la mencionada revista.
Fue nombrado Vocal de la Junta General, prestando una decidida e importante colaboración en pro del evento, siendo
uno de los firmantes de la decisiva Circular de 31 de mayo de 1.908, que supuso el apoyo explicito al Congreso de la
“filatelia madrileña”, aunque no asistiera a Zaragoza.
Como filatélico de solera hay que considerar a D.Guillermo Compte, nacido en
Barcelona, en el año 1.844, y de cuya ciudad salió en 1.857 para seguir sus estudios en Hannover, primero, y en Londres,
después, iniciándose entonces en el coleccionismo, especialmente de Colonias británicas; de regreso a Barcelona en 1.862,
y como aquí a la sazón, no había mas coleccionista que D.Angel Saura, quedó un tanto postergada su afición, hasta 1.867,
en que la retomó con gran impulso. Debido a sus relaciones y amistades en el extranjero, el Príncipe
de Mónaco le honró con el cargo de Vice-cónsul en Barcelona. Fue uno de los fundadores de la Sociedad
Filatélica Catalana en 1.901, de la que fue elegido Presidente en 1.904, y estaba en aquella época considerado como el
decano de los filatélicos de Barcelona, y quizás de España; fue nombrado Vocal de la Junta General, pero no asistió a
Zaragoza.
En el momento de la gestación del Congreso, D.Alfonso Sabadell era el Director
de "El Filatélico Español", de Barcelona. Difícil resulta resumir la biografía filatélica de este
entendido e ilustrado aficionado,pues su primera colección la inició en 1.872, siendo alumno del colegio Valldemiá, en
Mataró; y a su salida de éste, con el título de bachiller, regaló el álbum. Años después, registrando
el archivo de la correspondencia de su señor padre, encontró sobres de importancia que reavivaron su afición, la cual
aumentó al trasladarse a Bélgica, a estudiar en el Instituto Agrícola, consiguiendo una buena colección de España.
Ya en ella celebró un extraño convenio con su colega de profesión y buen filatélico D.Prudencio Ibáñez,
consistente en reunir en una sus respectivas colecciones, que sería común desde entonces, quedando de propiedad del
superviviente; poco tiempo después falleció su compañero, quedando dueño absoluto de una importante colección; y en 1.880,
ejerciendo de Ingeniero agrónomo en Barcelona, irrumpió en él un desbordante interés por los minerales y fósiles, hasta el
punto de permutar su colección por una de minerales. En 1.895 fue encargado de vender una importante
correspondencia, de la que el comprador separó entre otros, un ejemplar de un chelín de Inglaterra por demasiado obliterado,
que examinado después resultó ser uno de los buscados “errores” de este país, circunstancia que reavivó su afición, que se
centró en los sellos de Inglaterra, Francia y España, alcanzando estas colecciones un elevado nivel.
En 1.901, en unión de los señores Remolí, Compte y Carreras Candi, fundó la Sociedad Filatélica Catalana; y en el momento
de la gestación del Congreso, el Sr. Sabadell dirigía "El Filatélico Español", y era miembro de la Sociedad Francesa de
Timbrología, de la Inglesa de Fiscales y de la Unión Filatélica Valenciana. Fue designado
Vocal de la Junta General y, poco tiempo después y por motivos profesionales que le obligaban a ausentarse con frecuencia
de Barcelona, renunció al cargo de Director del citado periódico, sustituyéndole D.Pedro Monge, que ocupó igualmente el
cargo de Vocal, en lugar del Sr.Sabadell.
D.Roque Gasca Ibarra, entusiasta filatélico aragonés de Morés (Zaragoza),
manifestó su adhesión al Congreso en julio de 1.907; meses antes de la celebración, fundó "El Filatélico Aragonés", revista
trimestral, cuyo primer número vio la luz el día 15 de febrero de 1.908, lo que motivó que, como Director de un medio de
comunicación y a tenor de lo estipulado en la base segunda de las aprobadas, fuese designado Vocal de la Junta General, pero
sin asistir a las sesiones del Congreso.
Titular de un acreditado comercio de Bilbao, D.Luis de Aguirre fue un entusiasta
aficionado, cuyas inquietudes en este campo le llevaron a la difícil tarea de reconstruir una obra que, en el año 1.908,
estaba muerta: la Sociedad Filatélica de Bilbao. Junto con otros compañeros de aquella ciudad, logró
poner de nuevo en pié dicha entidad, de la que fue nombrado Presidente. El Comité Central de
Organización, al tener conocimiento de la reaparición de la mencionada sociedad, aprovechó una de las vacantes producidas a
consecuencia del conflicto surgido con las entidades cartófilas, ya mencionado, para cubrir con el Sr.Aguirre la plaza de
Vocal de la Junta General vacante por la renuncia de D.Juan Rubies, Vice-Presidente de la sociedad cartofila Hispania; aunque
no asistió a las sesiones del Congreso, y concluido éste, en la primera Junta que celebró la Unión Filatélica Valenciana,
fue recibido como socio a petición propia.
El Barón de Extil, de antiguo abolengo filatélico, desde niño y en una época en que los
sellos no tenían el valor que luego alcanzaron, llegó a reunir una importante colección, que, allá por los años 1.868 a
1.870, le fue sustraída. No por ello perdió su afición y, poco tiempo después, volvió a reconstruirla
fundamentalmente con el “stock” de repetidos, que se libró del robo. Formó parte del Circulo
Filatélico Matritense, que tanto laboró por enaltecer la Filatelia española, y del que fue elegido Presidente, desarrollando
una gran labor, aunque por poco tiempo, pues causas ajenas hicieron que desapareciera tan importante entidad.
Por afectar a Valencia y porque es de justicia, necesario es rememorar la generosidad del Barón cuando fue requerido
su concurso por la Unión al iniciarse los trabajos de preparación del Congreso, momento éste en que el citado Circulo ya
había cerrado sus puertas, prestó su adhesión personal (en julio de 1.907), ante lo cual los organizadores consideraron que
merecía formar parte de la Junta General, en calidad de Vocal.
El valenciano D.Adolfo Porcar Lleó fue un personaje muy conocido en esta ciudad, tanto en el ámbito profesional, en
su condición de brillante médico tocólogo, como en el filatélico. En la Unión Filatélica Valenciana,
cuando se celebró el Congreso, había desempeñado prácticamente todos los cargos, incluido el de Vice-Presidente, y formado
parte de diversas comisiones, entre ellas la de reforma del Reglamento; estuvo siempre íntimamente ligado a la vida de la
entidad, a excepción de un corto paréntesis. Su coleccionismo se benefició de las numerosas
relaciones que mantuvo con corresponsales extranjeros, que le facilitaron la realización de importantes transacciones.
Una cualidad especial adornaba a este filatélico, y es que destacó por sus aptitudes en el difícil arte
de expertizar: Dotado de una prodigiosa memoria, dominaba al parecer el contenido de los principales catálogos, hasta el
punto que, cariñosamente, sus consocios lo calificaron de “catálogo viviente”.
Con anterioridad, ya hemos hecho referencia al filatélico valenciano D.José Martí
Bolta. Fue el primer Director de "El Eco Postal", cargo en el que cesó al concluir el año 1.904.
Abierta la Lista de adhesiones al Congreso, tempranamente aportó su firma.
El Sr.Martí había ingresado en la Unión Filatélica Valenciana con ocasión de ocupar aquel cargo en el órgano oficial de la
entidad y ahora, años después, ante la próxima celebración del Congreso, volvió a interesar su ingreso, que fue aceptado.
D.José Sánchis Rodríguez era, en aquel momento, el Benjamín de la Unión Filatélica Valenciana; este joven, por no
decir niño, ingresó en esta entidad cuando todavía no había cumplido los tres años, y decidió adherirse al Congreso contando
con cuatro años y medio; tan extraordinaria precocidad filatélica solo se entiende si se tiene en cuenta que la criatura
era hijo del periodista y filatélico D.José Extil García, Director que había sido de "El Filatélico Valenciano", y sobrino
de D.Carlos Llorca. Hasta ese momento, su única “actividad filatélica” conocida era la de aparecer,
a los postres, en las llamadas “comidas anuales” que celebraban los unionistas, con asistencia de los miembros de las juntas
saliente y entrante, por lo general en el restaurante Miramar donde "el nene Pepín", el socio más joven, recibía el agasajo
de los concurrentes.
De D.Vicente Moreno de la Tejera, natural de Madrid, necesario es destacar los
tres campos que cultivó y destacó: el de la Medicina, el de la novela y el del periodismo, ya que fue médico de la Armada,
cuerpo que abandonó para dedicarse a la política y al periodismo; nombrado en varias ocasiones Delegado de Sanidad, estuvo
vinculado a estas tierras en tiempos de epidemia de cólera; ejerció el periodismo político, sufriendo a veces persecuciones,
como las que motivaron su prisión en 1.879, por suponerle autor de un periódico clandestino. Escritor
filatélico incansable y peritísimo, colaboró en “casi” todas las revistas filatélicas de la época; de "El Eco de Madrid" y
de la "Unión Filatélica Española", ambas publicaciones ya desaparecidas al tiempo del Congreso, había sido Redactor jefe y
Director, respectivamente. Como ya se indicó en otro lugar, fue de los primeros en adherirse a la
idea del Congreso. El Comité Central de organización, por unanimidad y teniendo en cuenta las
circunstancias que en él concurrían, acordó nombrarle Vocal de la Junta General. No acudió a Zaragoza
pues ya había anunciado, con anterioridad al nombramiento, que no estaría en el Congreso sino en espíritu y pensamiento,
pues sus dolencias no le permitían otra cosa; y, desgraciadamente, su vida se extinguió unos meses después del Congreso.
Desde joven, D.Francisco Jaumandreu mostró una decidida inclinación por el
comercio; introducido en el ramo Textil, consiguió alcanzar una relevante preparación en la teneduría de libros mercantiles,
disciplina que aprendió de manos del sabio maestro en Contabilidad Sr.Claret. Miembro de la Sociedad
Filatélica Catalana, ocupó diversos cargos en ella, entre otros el de Secretario y el de Director de la Sección de cambios,
importante y delicado cometido este que desempeñaba en el momento de la gestación del Congreso.
Para allanar los primeros obstáculos que se presentaron, fue uno de los que propugnaron se celebrase dentro del Congreso de
la Corona de Aragón, según se indica en otro lugar. Ingresó en la Unión Filatélica Valenciana, en
calidad de socio corresponsal, siendo el encargado de todos los asuntos que la entidad valenciana tenía que solventar en
Barcelona. Recordemos, en fin, que, en 1.905, cuando se inició el movimiento tendente a crear una
Federación de la Sociedad Filatélica Catalana y la Unión Filatélica Valenciana, idea propugnada por el Sr. Carreras Candi,
el Sr.Jaumandreu fue uno de los más decididos partidarios.
D.Gonzalo Fernández de Córdoba, alicantino, natural de Sax, ingresó en la Unión
Filatélica Valenciana, primero como corresponsal y, posteriormente, al tomar domicilio en Valencia, como socio residente.
De inmediato pasó a formar parte del gobierno de la entidad, como Vocal primero de la Sección de
cambios para el año 1.906 y, como Vocal segundo, para el año siguiente.
D.Francisco Mas era titular de un acreditado establecimiento, y al que, la
marcha próspera de sus negocios, le permitió dedicar algún tiempo a sus dos aficiones favoritas: los sellos y la bicicleta.
Centrándonos en la primera de ellas, el Sr.Mas fue socio de la Unión Filatélica Valenciana desde
los primeros tiempos de la fundación de esta entidad, fue un asiduo visitante del domicilio social, y reiteradamente formó
parte de los órganos de gobierno de la misma, bien como Vocal de la Junta bien como Vocal de la Sección de cambios.
En no pocas ocasiones demostró afecto y desprendimiento a favor de la Unión; y fue uno de los firmantes
de la proposición presentada en la memorable Junta general del día 18 de julio de 1.903, para que no se disolviese la
Sociedad, con base en el artículo 69 del Reglamento. Posteriormente, ante situaciones igualmente
comprometidas para la entidad, jamás negó su colaboración y ayuda.
En 1.896, época esta en la que ardía el archipiélago en guerra separatista con España,
D.Félix Iquino Parra marchó voluntario a Filipinas, y allí ascendió a Teniente, logrando diversas condecoraciones,
si bien en la acción de Maragondón le fracturaron el cráneo de un balazo, obteniendo la cruz de Maria Cristina; de vuelta a
la Península, y concretamente a Valencia, dedicó su tiempo libre a la Numismática –consiguiendo reunir una importante
colección de monedas- y a los estudios históricos, que le llevaron hasta la Filatelia, y a ingresar en la Unión Filatélica
Valenciana, en la que, al devenir el Congreso, había alcanzado el cargo de Vocal de la Sección de cambios.
Amante de nuestra historia local y de nuestras tradiciones, simultaneó sus ratos de expansión entre la Unión y
la sociedad "Lo Rat Penat", en la que formó parte igualmente de sus órganos directivos.
Dedicado al comercio de sellos de correos, D.Rafael Álvarez Morales había sentado
su establecimiento en el nº24 de la calle Strachan, de Málaga; no llegó a editar catálogo alguno, pero sí notas de precios,
que remitía gratuitamente a quienes las solicitasen; en sus anuncios comerciales, ofrecía, a las revistas nacionales o
extranjeras que lo reprodujesen en dos números, el envío de 100 sellos “escogidos” de España y Colonias.
Por ultimo, forzoso es recordar, aunque sea brevemente, la personalidad filatélica de
los congresistas D.Rafael Sorarrain y D.Ramón Pujalte; del primero, consta que fue Director de la revista "El
Filatélico Español", de Barcelona, en los tiempos en que dicha revista era el órgano oficial de las Sociedades Filatélica
Catalana y Coleccionistas de sellos fiscales, y de las cuales era socio. Dedicado al comercio de
sellos de correos, el Sr. Pujalte tenía su establecimiento en el nº5 de la calle Peligros, de Madrid, el cual giraba bajo
el rotulo “La bolsa filatélica de Madrid".
En fin, del resto de señores suscritos al Congreso y que sin embargo no acudieron a
Zaragoza, lamentamos, estimado lector, no poder ofrecer información específica complementaria.
EL'ALMA' DEL CONGRESO: CARLOS LLORCA CARUANA
Este valenciano, que parecía predestinado a vivir en el mundo de las leyes, en 1.874
abandonó la Facultad de Derecho, y marchó voluntario al ejército de Ultramar siendo destinado a Puerto Rico, donde aprovechó
la creación de la Academia de Cadetes de Infantería para obtener plaza con el número uno, aunque al año siguiente regresó
a la Península, ascendiendo a Alférez en la Academia de Toledo. En 1.886 pasó a la Escala de reserva, en la que continuó
hasta que en 1.895 fue destinado al Regimiento de Tetuán, con cuyo primer Batallón embarcó con el empleo de primer Teniente
para la Isla de Cuba, en cuya campaña participó, y, tras su regreso a la Península, volvió a la vida civil.
Filatélico, ya de joven, en el Instituto, se dedicó a coleccionar sellos, llegando a
reunir un regular álbum, que no encontró a su primer regreso de Ultramar. Esto le desanimó un poco, pero
continuó conservando los sellos que llegaban a sus manos y así continuó, hasta que en 1.887, su íntimo amigo Rafael Morales
le animó de nuevo y volvió con ahínco al coleccionismo, logrando reunir una espléndida colección de sellos carlistas.
Tras la fundación de la Unión Filatélica Valenciana, fue nombrado de su Junta Directiva
y desde entonces su vida filatélica fue unida a la de dicha Sociedad, en la que siempre desempeñó cargos de importancia,
incluso el de Presidente en 1.902, formando parte de casi todas las comisiones que en la entidad se formaron, pues nunca
rehusó su colaboración en pro de la Unión, cuya vida social siempre procuró fomentar con distintas iniciativas, como fueron
la del "Centro de contratación filatélica", (que consistía en abrir, un día a la semana, el jueves, la Casa social a todos
los aficionados, fuesen o no socios, para hacer transacciones, aprovechando para ello el gabinete de lectura, donde se
hallaban los principales catálogos, consiguiendo con ello aumentar las relaciones entre los coleccionistas y, por ende, la
afición, y ello sin necesidad de hacer gasto alguno para su instalación; él mismo, como autor de la idea, fue encargado de
redactar el proyecto de Reglamento, que debía regir su actividad, y que, una vez elaborado, fue aprobado por unanimidad en
Sesión Ordinaria de 8 de octubre de 1.904, celebrando su primera sesión el jueves día 10 de diciembre), y la "Conferencia
Mensual" (en la que se dedicaba un día de cada mes a dar conferencias o lectura de trabajos filatélicos, bien de temas
designados previamente, bien a voluntad de cada uno) y que son actividades que, aún hoy en día, sigue desarrollando nuestra
Sociedad.
En enero de 1.905, tras la dimisión, como Director de El Eco Postal, del Sr.Martí Bolta,
la Junta Directiva de la Unión Filatélica Valenciana tomó dos acuerdos: que la Sociedad se encargase de la revista, y que el
entonces Tesorero, Sr. Llorca, asumiese la dirección y administración de la misma (Sesión ordinaria de 7 de enero de 1.905),
con total autonomía en estos campos. Junto con D. Vicente Pallardó, como Redactor jefe, el nuevo Director
remozó la publicación, elevó su nivel con secciones de investigación y estudio, y aumentó considerablemente los intercambios
con otras revistas, prácticamente con todas las nacionales y con numerosas de Europa y América; a nivel nacional, intervino,
y no dudó en dar su opinión, en cuantas controversias filatélicas plantearon los más conspicuos expertos españoles.
Pero, lo que realmente le coloca en un lugar de honor en la Filatelia nacional, es el
haber sido el iniciador –e impulsor- del Primer Congreso Filatélico Español, desde su cargo de Secretario (sucesivamente,
del Comité Central, de la Junta Directiva y de la Mesa), tareas en las que contó siempre con el apoyo decidido de la Unión
Filatélica Valenciana, apoyo sin el cual hubiese sido muy difícil coronar la obra; en la sesión de clausura, el Congreso
acordó darle un voto de gracias por la labor realizada; el Dr. Thebussem, en carta que se reproduce en otro lugar, le
calificó de "Alma del Congreso"; y, en fin, la Unión Filatélica Valenciana le otorgó el máximo galardón que su
Reglamento de entonces permitía: el título de Socio de Mérito por sus trabajos, celo y constancia, (sic)..."honrando a
sus consocios con el éxito que representaba el conseguir la reunión del Congreso".
LOS ELEMENTOS FILATÉLICOS DEL CONGRESO:
El Director General de Correos y Telégrafos, D. Emilio Ortuño, aceptó la Presidencia
honoraria del Congreso que le fuera ofrecida, y prometió su asistencia a Zaragoza si sus múltiples obligaciones oficiales
se lo permitían; lamentablemente, el Sr.Ortuño no pudo desplazarse a Zaragoza, pero concedió un buzón para el uso de los
señores congresistas, y un matasellos especial para inutilizar los sellos empleados en su correspondencia:
El día 25 del mes de septiembre, fue instalado el buzón en el salón de sesiones, y ese
mismo día comenzó a funcionar el servicio de estafeta hasta el día 27, inclusive.
El matasellos concedido
es de tipo circular y contiene una inscripción alrededor de su interior en el que se lee "CORREOS" por arriba y
"FILATÉLICO ESPAÑOL" por debajo, y asimismo tres líneas horizontales centradas con las frases
"ZARAGOZA" / "2*.SETI.1908" / "1.ER CONGRESO"; la tinta utilizada para su estampación fue de color violeta.
Para la
correspondencia certificada, se utilizó un matasellos circular adicional (propio de la Sucursal Nº 1 a la que pertenecía la
Sede congresual) con la leyenda interior alrededor de "CERTIFICADO" por arriba y "ESTAFETA SUCURSAL N.O 1(sic)"
por debajo, disponiendo asimismo de una línea central "2*.SETI.1908", y bajo ella una línea inferior donde se lee
"ZARAGOZA", y sobre ella un rosetón alado a modo de adorno; este matasello se estampó en un color diferente, en un
tono rojo suave.
(* puede ser un 5, un 6 ó un 7, pues tres días estuvo abierta la estafeta y el matasello en uso)
El día 26 de septiembre, la Mesa del Congreso se vio obligada a comunicar a los señores
congresistas que "... se han circulado las órdenes necesarias para que no se inutilicen con el matasellos especial los
sellos que no formen parte de efectos depositados en el buzón del Congreso, o bien los certificados que seaan entregados a
mano en la estafeta". Con esta medida se quiso evitar los matasellos de favor, o por mejor decir, se
quiso que el matasellos especial se estampase únicamente en sobres, tarjetas y efectos que fueran circulados desde la Sede
del Congreso.
Con el fin de que los congresistas pudiesen disponer de un distintivo, que a su vez
sirviese de recuerdo conmemorativo de la asamblea, el Comité de organización propuso a la Junta General la creación de una
medalla, para ser acuñada en Plata de primera ley, cuyo diseño aprobado es el aquí reproducido:
En ella, con forma y tamaño de un sello de correos (de la serie entonces en uso, la del
monarca Alfonso XIII reinante, tipo 'Cadete'), figura una matrona representando a España sobre una rueda alada y unos rayos,
emblemas de Correos y Telégrafos.
Publicado el cliché de la medalla para conocimiento general y examen del mismo por los miembros de
la Junta General, ésta prestó su conformidad y se procedió a la acuñación, que se realizó en Valencia, probablemente en los
talleres de Sugrañes; ahora bien, como desde un principio la razón de fabricar la medalla fue para que sirviese de distintivo
de los congresistas, se planteó el modo de llevarla, acordándose el construirlas con una pequeña anilla, en la que se sujetó
un lazo de cinta de seda blanca, en cuyo reverso se cosió un botón de nácar para poderlo abrochar en el ojal de la solapa.
Desde el primer momento, la intención del Comité fue la de limitar el número de medallas al del de
congresistas, incluyendo dentro de este concepto tanto los presentes en Zaragoza como aquellos otros ausentes que delegaron
su voto. El número de medallas fundidas no nos es fehacientemente conocido, ya que el número exacto de los
congresistas que delegaron su voto tampoco nos consta; sin embargo, se estima que el número de medallas fundidas debió de
ascender a no más de 62 ejemplares.
Por último, es de resaltar que, en la sesión de clausura, el Secretario preguntó el
destino que debía darse al troquel y a las tres medallas sobrantes, tomándose el acuerdo de inutilizar aquél y archivar
éstas junto con la documentación del Congreso.
Para la correspondencia de los señores congresistas, el Comité de organización encargó
la confección de sobres con la leyenda siguiente, en la parte superior del anverso y en tres líneas -las dos inferiores de
menor tamaño que la primera-: "Primer Congreso Filatélico Español / HABIDO EN ZARAGOZA DURANTE LA EXPOSICIÓN /
CELEBRADA PARA CONMEMORAR SUS HERÓICOS SITIOS"; y, a la misma altura de la citada leyenda y en la esquina izquierda, se
reproduce la medalla del Congreso, y a su píe la cronología "1.808-1.908", todo ello en color negro.
El número de sobres impresos no consta, aunque se sabe que fueron repartidos, junto con
papel de carta igualmente impreso, entre los señores congresistas, presentes y ausentes de Zaragoza, para su correspondencia
particular, siendo del tamaño común o corriente de carta (115 x 145)mm., de color “verde azulado”, y cuya solapa de cierre
va provista de goma; están fabricados con papel especial, marcado con filigrana de aguas, en las que aparece representado
un gallo y la leyenda "El Gallo / P. Y H.", y el resto del papel rayado con líneas paralelas.
Se comoce correspondencia con estos sobres impresos enviados desde Zaragoza tanto como
envíos Ordinarios, como de correspondencia Urgente, como Certificados, siempre con sellos de la Serie de S.M.D.Alfonso XIII
"Cadete" -ocasionalmente también el de 4 cuartillos (Edifil-173) verde "Corona Real"- y con el sobreporte del sello "Pegaso"
(Edifil-256) para complementar los servicios de urgencia:
Correo Ordinario:
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Por otra parte, en fin, en la correspondencia que fue salida desde la Exposición Hispano Francesa, se convino en utilizar –siempre como simple marca postal, y nunca para matasellar- un sello de tampón de caucho con forma circular, estando dividido su interior en varios cuarteles y, sobre todos ellos, se presenta la figura de n león rampante coronado dispuesto centrado y que está orlado con la leyenda "EXPOSICIÓN / HISPANO-FRANCESA / EN / ZARAGOZA / AÑO 1.908", todo ello estampado en tinta de color azul violáceo. | ![]() |
También, para el uso exclusivo de los señores congresistas, se imprimieron al dorso un
total de 275 tarjetas enteros postales con la misma inscripción utilizada para los sobres, coincidiendo no tan sólo en el
texto sino también los caracteres y los diversos tamaños de las letras, así como la composición; al igual que en los sobres,
aparece reproducida la medalla del Congreso en el ángulo izquierdo, y a su pie la leyenda cronológica "1.808-1.908":
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En el curso de la asamblea, el congresista valenciano Don Manuel Adlert advirtió que,
con motivo de la celebración del Centenario de los Sitios de Zaragoza, se habían impreso unas colecciones de postales que
hacían referencia a la celebración, reflejando algunas de ellas episodios de los Sitios zaragozanos, y otras personajes
emblemáticos que lo fueran de ésos. Así, tuvo la feliz idea de que cada uno de los presentes adquiriese la
colección de postales con reproducciones de retratos y episodios de los Sitios de Zaragoza, y las firmase, encargándose él
mismo de formar con ellas colecciones para cada uno, en las que figurasen las firmas de todos, incluso la del Presidente
honorario Sr. Paraíso, que accedió gustoso.
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Aparte de las reseñas más o menos extensas aparecidas en los periódicos filatélicos de
la época, existen dos publicaciones expresamente dedicadas a este evento: una de Valencia y otra de Barcelona:
En Valencia, El Eco Postal, inmediatamente después de la celebración del Congreso,
publicó un extracto de las sesiones del mismo; su contenido merece la presunción de completo y fidedigno, pues consta la
asistencia a las sesiones de un taquígrafo profesional. Al propio tiempo, anunció la publicación de las
memorias, discursos y ponencias, para lo cual el sistema utilizado fue el de encartar entre las páginas centrales de cada
número de la revista, un pliego o cuadernillo, de modo que pudiera separarse de ella, y encuadernarse una vez finalizada la
obra, con independencia de la revista.
De esta forma vio la luz la obra titulada "Primer Congreso Filatélico Español. Memoria
general", en tamaño octavo y un total de tres hojas más ochenta y dos páginas: Su contenido se limita a
reproducir la memoria general y las ponencias leídas en el Congreso, sin hacer referencia a los debates que, a la
conclusión de la lectura de cada una de ellas, tuvo lugar.
En el siguiente año y en las prensas de la Imprenta de Francisco Altés, de Barcelona,
la Sociedad Filatélica Catalana publicó, a su costa, "El Primer Congreso Filatélico Español. Zaragoza 1.908", libro en
tamaño octavo, de ciento sesenta páginas, en papel costillado de color paja. A diferencia de la publicación
anterior, junto con el texto de cada ponencia, refiere las deliberaciones habidas al termino de la lectura de cada una de
aquellas; y según reza el colofón, la estampación concluyó ...“a los treinta y uno de Marzo de mil novecientos nueve años
del Señor”.
En la actualidad, ambas obras (pero en especial la de Valencia, probablemente por el
modo en que vio la luz), constituyen grandes rarezas bibliográficas, muy difíciles de encontrar en el comercio del libro
antiguo; y ello debido muy probablemente a la corta tirada que se debió hacer de una y de otra publicaciones.
En cuanto a las actas originales, en la sesión de clausura del Congreso se tomó el
acuerdo de archivar todas las comunicaciones y documentación referente al mismo. Sin embargo, han resultado
infructuosas cuantas indagaciones se han hecho con la finalidad de localizar la referida documentación.
El día 27 de Septiembre de 1.908, en la sesión de clausura del Congreso, su Presidente,
D.Francisco Carreras Candi, propuso que, puesto que había sido un valenciano el iniciador del evento, que en ese momento
concluía, tuviese lugar el segundo Congreso en la ciudad de Valencia el año próximo; a ello respondió el Sr.Llorca, después
de agradecer la atención de la presidencia, que le parecía demasiado próximo al que concluía, pero otro valenciano, D.Vicente
Pallardó, tomó la palabra para proponer que, toda vez que en Mayo de 1.909 se iba a celebrar en dicha ciudad una Exposición
Regional, podía verificarse una exhibición filatélica siempre que coincidiera con ella. De esta forma quedó
aprobado por unanimidad la celebración de una exposición filatélica en Valencia en Mayo de 1909.
Por otra parte, y en esta misma sesión de clausura, se procedió a nombrar una “Junta
permanente Ejecutiva de Filatelia Española”, para entender de todo lo concerniente a Filatelia, y encargada de organizar
las dos solemnidades acordadas (el Segundo Congreso, en Madrid, y la Exposición, en Valencia), con facultad de designar las
comisiones que estimase convenientes para la mejor distribución del trabajo. Los integrantes de la
mencionada Junta fueron los siguientes señores: D.Francisco Carreras Candi, D.Manuel de Cerecedas, D.Enrique Laso, D.Miguel
Aleñá, D.Vicente Pallardó, D.Manuel Adlert y D.Carlos Llorca; de la personalidad filatélica de todos ellos, a excepción del
primero, se hablará más adelante; igualmente se acordó que los tres últimos señores –todos valencianos y con residencia en
Valencia- constituyesen la Comisión organizadora de la Exposición, pudiendo, si lo creyesen necesario, nombrar subcomisiones
o agentes, tanto en Valencia como fuera de ella, para el mejor resultado de la emprésa.
En el mes de Julio de 1.909, y con el fin de que la propaganda para el evento fuese lo
más práctica y eficaz posible, la Comisión hizo uso de las atribuciones que se le habían otorgado en la sesión de clausura
del Congreso, y procedió a designar "miembros adjuntos" a la misma, o agentes, unos residentes en el extranjero y otros en
España. Los agentes nacionales fueron D.Enrique Laso, de Madrid, D.Francisco Carreras Candi, de Barcelona,
D.José R. Bourman, de Málaga, D.Juan Vidal, de Tarragona, D.Julio Madurga, de Zaragoza, D.Miguel Aleñá, de Madrid, D.Miguel
Gálvez, de Madrid y D.Pedro Mónge, de Barcelona. Por último, en el mes de Septiembre, la Comisión nombró
miembro adjunto de la misma al valenciano D.José Aliño.
Aún no había finalizado el año 1.908, cuando la Comisión inició sus primeras gestiones,
acordando, en principio, no celebrar sesiones, y declararse en permanente, y ello con el fin de dar mayor impulso a los
trabajos preparatorios; ahora bien, pronto quedó persuadida de que, fundamentalmente, eran dos las cuestiones sobre las que
tenía que redoblar sus esfuerzos: la captación de fondos y la captación de expositores.
En cuanto a la captación de fondos, la Comisión no contaba –ni contó- con subvenciones
de organismos públicos, y el fondo económico de la Exposición estuvo formado por los siguientes conceptos:
En primer lugar, por los donativos de entidades filatélicas; en este apartado hicieron aportaciones
económicas las publicaciones periódicas "El Eco Postal" de Valencia, "El Filatélico Español" de Barcelona, y "Madrid
Filatélico" de la capital de España; sin embargo, las ayudas más importantes, tanto de tipo material como personal,
procedieron de las dos sociedades filatélicas entonces existentes en Valencia y Barcelona, hasta el punto que la Comisión,
al redactar el Reglamento que había de regular el certamen, en prueba de reconocimiento, configuró el artículo 1º en los
siguientes términos: ..."La Exposición, organizada por la Junta permanente ejecutiva de la Filatelia española y
patrocinada por la Unión Filatélica Valenciana y la Sociedad Filatélica Catalana, tendrá lugar...".
En segundo lugar, otra partida de ingresos procedió de las aportaciones hechas por
particulares, y así contribuyeron económicamente los unionistas señores Aliño, Blanes, Dolz, Llorca, Martí, Pallardó y
Sanchis Rodríguez y, de fuera de Valencia, los señores Vidal, Bourman y Paraíso, asistentes al Congreso de Zaragoza, y los
dos primeros habían sido nombrados agentes de la Comisión en Tarragona y Málaga, respectivamente; sin embargo, las
aportaciones más importantes, dentro de este capitulo, fueron las realizadas por los patrocinadores de medallas de oro:
D.Isaac Blanco, de París, D.Miguel Gálvez, de Madrid, D.Enrique Laso, de Madrid, D.Juan Díaz de Brito, de Valencia y el
Sr.Barón de Hortega, de Madrid; estas aportaciones de particulares, junto con las efectuadas por las entidades filatélicas
antes mencionadas, ascendieron a una cantidad algo superior a las seiscientas pesetas.
A esta cantidad hay que añadir las cuotas satisfechas, en función de las instalaciones,
por los expositores; y a este respecto rigió la tarifa que denotamos a continuación: Las hojas o cartones que no excedían
del tamaño tipo (35 x 25)cm., 0'50 pesetas; los álbumes, 6 pesetas; y las instalaciones especiales, accesorios y hojas o
cartones de mayor tamaño, se fijaron cantidades convencionales, a la vista de los objetos y de sus características.
Por último, hay que tener presente que se permitió a los expositores de monografías filatélicas,
revistas, periódicos, catálogos, álbumes, estuches y accesorios, tener indicación de su precio, así como su venta; de estas
operaciones un 5% correspondió al fondo económico de la Exposición.
Aparte de los premios ordinarios (medallas y diplomas), la Comisión tenía previsto
ofrendar premios especiales, esto es, obras artísticas donadas por particulares o entidades, y en este sentido, la Comisión
se dirigió a diversos organismos; pero únicamente la Casa de S.M. el Rey D.Alfonso XIII respondió a esta llamada, donando
una preciosa escribanía de bronce y ónix, que fue destinada a ser "Premio Extraordinario".
El segundo reto al que hubo de enfrentarse la Comisión, como ya se ha anticipado, fue la
captación de expositores, pues se pudo apreciar la existencia de un general retraimiento de los aficionados, en especial los
de mayor rango, a exhibir sus colecciones. En aquel momento, este comportamiento no era privativo de los
filatélicos españoles, pues incluso en Francia se advertía un fenómeno semejante. La Comisión cursó invitaciones
a los aficionados, sociedades, revistas y comercios filatélicos con domicilio conocido. A este respecto y en
repetidas ocasiones, solicitó la colaboración de los lectores de El Eco Postal y de otras revistas para que le facilitasen direcciones,
al mismo tiempo que ofrecía información sobre el certamen a quien lo solicitase.
La publicidad del evento y la invitación a participar en el mismo, se llevó a cabo, fundamentalmente,
a través de la remisión del Reglamento de la Exposición junto con el impreso del "Boletín de Adhesión a la Exposición", todo ello
remitido dentro de un sobre colector:
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Desde un primer momento, la Comisión organizadora tomó el acuerdo de que los premios ordinarios fuesen
medallas reales, apartándose de la costumbre, entonces casi general, de que los premios consistiesen en diplomas que llevasen estampada la
medalla de la clase correspondiente, dejando al premiado la libertad de adquirirla por su cuenta. Así, pues, en Valencia, a
todo expositor premiado se le entregó la medalla correspondiente junto con el diploma acreditativo; únicamente quedaron exceptuados de esta
decisión aquellos expositores a los que se les concedió mención honorífica, que solamente recibieron la acreditación documental.
De los diversos proyectos
de dibujos para la medalla, la Comisión, al fin, se decidió a proponer el diseño ideado por el miembro de la misma D.Manuel Adlert, el cual,
no conociendo atributo que representase a la Filatelia, (precisamente en aquellos momentos, se hablaba de crear un distintivo filatélico
universal que sirviese para reconocer a las personas con esta afición), tomó, para el anverso, el sello como a tal emblema, colocándolo sobre
el escudo de España, puesto que aquí se celebraba el Certamen filatélico; y el reverso lo dedicó a recordar que en Valencia tuvo lugar la
Exposición, reproduciendo una vista panorámica de esta ciudad.
De este modo, la Comisión quiso huir de la consabida matrona en actitud de entregar un premio o corona,
imagen ésta que resultaba tan reiterativa en aquellos tiempos.
Publicado el diseño y transcurrido sin novedad el plazo concedido para que expositores y patrocinadores
formulasen observaciones, el referido boceto fue aprobado; no obstante, la Comisión introdujo ciertas modificaciones: En cuanto al anverso,
decidió agrandar el sello (serie del Rey “Cadete”) que aparece sobre el escudo, y que la leyenda que lo rodea (Primera Exposición Filatélica
de España) quedase distribuida de modo que la palabra España pudiese leerse sin volver la medalla; y, en el reverso, agrandar la figura del
Miguelete, como monumento típico de nuestra ciudad.
Para la confección del troquel, la Comisión eligió al acreditado orfebre valenciano Sr. Sugrañes, que, en
aquella época, tenía su comercio y talleres en la calle Zaragoza, importante vía comercial en la Valencia de principios del siglo XX, y a la
que se accedía desde la plaza de Santa Catalina y desembocaba en la plaza del Miguelete.
Al tratar de calcular los costes de las medallas, se vio que las de oro macizo resultaban a 90 pesetas, las
de oro chapado a 40 pesetas, las de plata a 13 pesetas y las de bronce a 6 pesetas; ante estos precios, la Comisión estimó que las de oro macizo
resultaban de elevado coste, haciendo, por otra parte, el mismo efecto que las chapadas, lo que aumentaba en una cantidad respetable los gastos
de la Exposición y tal vez cohibiría a los señores que pensasen conceder premios. Por todo ello, la Comisión acordó, apoyándose
en el art.29 del Reglamento, crear dos medallas de oro: unas macizas y otras chapadas; las primeras, como grandes premios y las segundas, que se
llamarían de oro, para primeros premios.
En un principio, pues, la clasificación de los premios fue la siguiente: Gran premio, Medalla de oro, Medalla
de oro (chapada), Medalla de plata y Medalla de bronce; sin embargo, ni los fondos de la Comisión, carente de ayudas oficiales, ni la generosidad
de los patrocinadores hicieron posible la concesión de “grandes premios”, quedando reducidas las medallas a tres categorías: de Oro (chapado),
de Plata, y de Bronce.
Pese a la actividad propagandística de los organizadores, el número de patrocinadores, como temía la Comisión,
fue reducido: Medallas de Oro se sufragaron cuatro, debidas a la generosidad de D.Miguel Gálvez, D.Isaac Blanco, D.Enrique Laso y D.Juan de
Hortega y Calvo (Barón de Hortega).
Por lo que se refiere a las medallas de Plata, fueron dos las patrocinadas, una por D.Isaac Blanco y otra
por D.José Llorca Rodríguez.; por último, fueron donadas tres medallas de Bronce por D.Isaac Blanco, por Mr.N.Yaar, y por la Junior Philatelic
Society, una cada uno de ellos.
El resto de medallas de Plata hasta 21 y de Bronce hasta 13, fueron sufragadas por la Comisión
Organizadora, pues a todos los expositores galardonados con medalla se les hizo entrega de un artístico diploma acreditativo, y de la medalla
correspondiente.
Por último, la Comisión, como es lógico, clasificó los sellos, signos postales y demás efectos que
podían ser objeto de exhibición, de modo que estableció siete Secciones: Sellos de comunicaciones; Signos postales anteriores a los sellos
adhesivos; Franquicias postales; Sellos fiscales; Bibliografía filatélica; Álbumes y accesorios; y Obras artísticas confeccionadas o decoradas
con sellos; si bien es lo cierto que no asignó a cada Sección los premios que le correspondían, sino que dejó al Jurado en libertad para
distribuir los premios a su libre criterio.
LA SALA DE CELEBRACIÓN
Tras las gestiones pertinentes de la Comisión Gestora con el Comité de la Exposición Regional, que dio toda
clase de facilidades para que la realización de la exposición pudiera llevarse a buen término, el local concedido a la Comisión Gestora dentro
del Recinto de la Exposición Regional fue la Sala número 15 del segundo piso del
"Palacio de Industrias", que actualmente es una de las sedes urbanas
del Ayuntamiento de Valencia.
La estancia rectangular, de piso de madera y de una cabida de 200 metros cuadrados, reunía buenas condiciones
de luminosidad, hasta el punto que hubo necesidad de colocar cortinajes para amortiguar la luz solar que penetraba por los ventanales de uno de
los lados. La iluminación eléctrica de la sala la proporcionaban cuatro bombillas que colgaban del techo; sin embargo, el horario
de apertura al público de la Exposición estuvo condicionado, al parecer, a la existencia de luz solar, pues la eléctrica, por si sola, resultaba
insuficiente.
Desde el primer momento, la Comisión organizadora manifestó su deseo de que las personas que formasen
parte del Jurado, reuniesen condiciones para tan difícil misión y, sobre todo, que pudiesen obrar con entera imparcialidad, decidiendo, en
consecuencia, que lo constituyesen filatélicos y comerciantes de reconocida significación en la Filatelia española, no dando cabida en el
mismo a los radicados en la ciudad de Valencia. Por otra parte y con la finalidad de que los Jurados tuviesen la debida
independencia y completa libertad de acción, la Comisión también acordó no publicar los nombres de los mismos hasta última hora.
El Jurado, presidido por D.Ismael González Silesio, Administrador principal de la Administración de
Correos de la provincia de Valencia, estuvo integrado además por otros cuatro miembros, a los que, a continuación, se hace mérito en cuanto
a sus relaciones con la Filatelia:
D.Enrique Laso nació en Guadalajara en el seno de una familia acomodada, trasladándose, aún niño,
a Madrid, donde recibió una esmerada educación. Logró con inteligencia aumentar el capital heredado, y así, con recursos
propios y con independencia económica, vino al mundo de la Filatelia, como aficionado primero, como comerciante en seguida (era titular
del próspero y acreditado establecimiento filatélico de la calle Gravina, en Madrid, bajo la razón social "Enrique Laso"), y
como estudioso e investigador siempre; y prueba de ello fue la fundación de la revista El Eco de Madrid, a la cual dirigió en los primeros
años de existencia, a la vez que la administración de la revista estaba encomendada curiosamente a otro comerciante de sellos, D.Telmo
Cana Oriol, que tenía su establecimiento en la calle del Carmen, de Madrid.
Formó parte del Circulo Filatélico Matritense, en el que desempeñó importantes cargos, y de cuya
Sociedad vino a ser el alma, junto con el Barón de Hortega y D.Joaquín Frade, fundamentalmente. Por último, sería injusto
pasar por alto su vinculación con la Unión Filatélica Valenciana, de la que fue uno de los socios más antiguos (ya que se afilió en julio
de 1900, dos meses después de su fundación) y aunque por residir en Madrid debía ser considerado como socio corresponsal, en realidad fue
residente, pues contribuía con su cuota como tal, para atender mejor a su sostenimiento; llegó incluso a apoderar al Sr.Sist para que le
representara (según consta en el Acta de la Sesión Ordinaria del día 4 de marzo de 1903); fueron numerosas las ocasiones en que el Sr.Laso
hizo patente su generosidad con la Filatelia valenciana, la cual, por su parte, siempre le mostró su agradecimiento.
Desde el primer momento, fue un entusiasta propagandista de la idea iniciada por el Sr.Llorca de
celebrar el Congreso de Zaragoza, de cuya Junta General formó parte como Tesorero, y posteriormente quedó integrado en la Mesa del Congreso,
en el que defendió la ponencia "Sellos de impuesto de guerra y timbres móviles que deben tener cabida en el catálogo".
Al tiempo de la Exposición, era uno de los miembros de la Junta permanente ejecutiva de la Filatelia
española, y sufragó una de las cinco medallas de oro de la Exposición.
D. José Monge, nacido en Málaga, fue un inteligente filatélico y acreditado comerciante de sellos
de Barcelona, donde se estableció en edad temprana, siendo dueño del prestigioso establecimiento de la calle Escudillers.
Era un gran experto en sellos de España y socio cualificado de la Sociedad Filatélica Catalana; su
participación en el Congreso de Zaragoza fue muy activa, y numerosas sus intervenciones en las distintas deliberaciones; presentó la ponencia
"De la conveniencia de limitar la duración de las emisiones de sellos de España" y en la Exposición ostentó la representación
de la Sociedad Filatélica Catalana, entidad esta patrocinadora, junto con la Unión Filatélica Valenciana, del mencionado evento.
Lástima fue que un aciago incidente, acaecido tras la clausura de la Exposición, diera al traste con una
cordial, afectuosa y antigua relación de este prestigioso filatélico catalán con los filatélicos valencianos: Este incidente tuvo su origen en
un artículo publicado en El Eco Postal, nº 71, correspondiente al día 30 de Noviembre de 1.909, en donde bajo el título "Asombroso
invento" y firmado por "X" de una forma quizá poco afortunada, medio en broma y medio en serio, se reprochaba a los Srs.Monge
el haber adelantado la publicación de la crónica de la inauguración del certamen en su revista "El Filatélico Español", cuando, según
el articulista, se habían comprometido a no publicar nada hasta después de la clausura de la Exposición.
Como consecuencia del cruce de réplicas y contrarréplicas, el Sr. Monge se dio de baja en la Unión
(Junta Directiva, sesión del día 5 de Enero de 1.910).
En realidad, detrás de este fútil motivo de discordia, se vislumbraba el malestar de la Comisión Gestora
por la escasa participación catalana en el certamen, lo cual, por otra parte, no era en modo alguno imputable a los Srs.Monge, que siempre
colaboraron de forma muy activa en los trabajos de instalación de la Exposición.
Tuvo el honor de ser el primer comerciante inscrito en la lista de contribuyentes de la Delegación de
Hacienda Barcelonesa, con la especialidad de vender sellos usados para colecciones.
D.Miguel Aleñá Fernández nació en Málaga, donde cursó los estudios de perito mercantil; pero pronto
se sintió más atraído al campo de la literatura y el periodismo que al de la legislación mercantil, por lo que abandonó la casa paterna y las
comodidades que le proporcionaba la desahogada posición familiar, y se trasladó a Madrid, donde sintió la atracción por la Filatelia, y a su
estudio e investigación consagró su vida.
Unido por lazos de amistad y de parentesco –eran cuñados- con D.Miguel Gálvez, fundó, en Enero de 1.897,
el "Madrid Filatélico", acreditada revista mensual dedicada a los comerciantes y a los coleccionistas, que fue galardonada en la
Exposición Filatélica Internacional de París, de 1.900. Al tiempo de la celebración del Congreso de Zaragoza, el Sr.Aleñá era
su Director, razón por la cual pasó a formar parte de la Junta general, en calidad de Vocal; y en las deliberaciones suscitadas en aquella
asamblea tuvo una participación muy activa, y defendió la ponencia "Concepto técnico general de la Filatelia". Al
tiempo de la Exposición, era miembro de la Junta permanente ejecutiva de la Filatelia española y fue nombrado por la Comisión Organizadora de
la Exposición "Miembro Adjunto" de la misma.
D.Juan Díaz de Brito era un acaudalado industrial nacido en Valencia y miembro de numerosas entidades
filatélicas tanto nacionales como extranjeras. Antiguo aficionado, se caracterizó por el afecto que dispensó a la Unión
Filatélica Valenciana, de la que fue socio fundador, y de la que, en la misma sesión fundacional de 6 de Mayo de 1.900, fue nombrado "Director
de Cambios", para cuyo cargo fue reelegido en los años 1.901 y 1.902. Cuando en Julio de 1.903 se trató de disolver la
Sociedad, se opuso con todas sus fuerzas, comprometiendo su patrimonio al levantamiento de las deudas sociales. De la Junta
Directiva que salió de aquella crisis, fue nombrado Presidente de la entidad, cargo en el que continuó por reelección en años sucesivos.
Al constituirse el Comité de organización del Congreso de Zaragoza, ocupó la presidencia del mismo y,
posteriormente, pasó a formar parte de la Junta General. La organización de la Exposición le sorprendió como Presidente de
la Unión; su designación "in extremis" para formar parte del Jurado, constituyó un verdadero compromiso para él, pues meses
antes (El Eco Postal, nº 67, correspondiente al día 27 de Julio de 1.909), la Comisión Organizadora, como ya se ha indicado, había manifestado
su deseo de no dar cabida en el Jurado a los filatélicos de esta ciudad.
Titular de una magnifica colección universal, que se hallaba expuesta en la sala del Palacio de Industrias,
quedó automáticamente fuera de concurso.
Aunque con los reglamentos en la mano (art. 22) cabía la posibilidad de que los expositores extranjeros,
(siempre que fuesen al menos tres del mismo país) pudiesen designar un miembro del Jurado, bien de su nación o bien como delegado de ésta,
nadie hizo uso de esta prerrogativa ni expresó la facultad de llevarla a término.
LA CELEBRACIÓN DE LA EXPOSICIÓN
El día 30 de octubre, a las 16 horas, con asistencia, entre otras personalidades, del Marqués del Túria
y del Delegado de la Cruz Roja, el Director del Museo Postal, en representación del Director General de Correos, dio por inaugurada
oficialmente la Exposición, tras breves parlamentos de los Señores Pallardó, Trenor y Llorca.
Durante las horas en que la Exposición estuvo abierta al público, un miembro, al menos, de la Comisión
permaneció en su interior, en el cual, por motivos de seguridad, se prohibió fumar. A este respecto, cabe afirmar que la seguridad, en todos
sus aspectos, fue completa, pues, aparte de los seguros de incendios concertados, la Comisión contrató personal vigilante, y, además, obtuvo
del Gobierno Civil la custodia del local, día y noche mientras duró el certamen, por una pareja de la Guardia Civil.
Afortunadamente para la posteridad, nos ha quedado un documento gráfico de lo que fue el salón de la
Primera Exposición Filatélica en España, ya que la Comisión organizadora encargó al fotógrafo D. Vicente Barberá Masip (que tenía su estudio
en la calle Pintor Sorolla, nº 7, de Valencia) la toma de seis vistas parciales de la sala. El tamaño de estos positivados
fue de (165x225)mm., que se ofrecieron a expositores y público interesado al precio de 2,50 pesetas cada uno, franco de porte y certificado,
a cualquier país de la U.P.U. Es dato curioso el que aún hoy se ignora el número de copias que se realizaron.
¿Cuántos días duró la Exposición?... Sobre este dato existe una cierta confusión:
Quizás sea debido a que, a diferencia del acto inaugural, del que existen diversos relatos y gacetillas en algunos
periódicos y revistas de la época, la clausura discurrió sin formalidad o solemnidad alguna, por lo que pasó totalmente inadvertida.
Sin embargo, determinar el tiempo de duración del Certamen es una cuestión que no deja de tener interés, aunque solo sea
en consideración a aquellos aficionados que, en esta clase de eventos, aspiran a coleccionar el "calendario", esto es, sobres
matasellados de todos los días de duración de la Exposición. Años más tarde, los pocos cronistas que se han ocupado de esta
efemérides se limitan a recordar la fecha de la inauguración, el día 30 de Octubre, guardando silencio sobre la de clausura; y únicamente,
el ilustrado filatélico valenciano D.Gabriel Izquierdo señaló el día 8 de noviembre como fecha del cierre, probablemente debido a que una
semana antes de la inauguración la propia Comisión Organizadora declaró que el Certamen no podía durar más de diez días.
Lo cierto, con total seguridad, sin conjeturas y con pruebas concluyentes, es que la Primera Exposición
Filatélica de España, celebrada en Valencia, permaneció abierta durante doce días, del 30 de Octubre al 10 de Noviembre, ambos inclusive,
pues así lo evidencia la existencia de sobres con el matasellos especial de la última de las fechas indicadas.
LOS ELEMENTOS FILATÉLICOS DE LA EXPOSICIÓN:
La Comisión organizadora consiguió de la Dirección General de Correos la concesión de un matasellos
especial, así como de un buzón, también especial, que fue colocado en el interior de la sala, en el testero principal, de modo que en la
esquina derecha se situó el buzón y en la izquierda el cepillo de limosnas, a los que ya se ha hecho referencia.
En cuanto al matasellos, circular y de fecha, la leyenda de su interior expresa claramente su objeto:
"CORREOS - VALENCIA - 1ª EXPOSICION - FILATELICA EN ESPAÑA", estando todos los ejemplares conocidos estampados con tinta de color
morado.
Con el fin de evitar abusos y complacencias, la Comisión consiguió del Administrador de Correos de la
provincia, D.Ismael González Silesio, que solo se emplease el referido matasellos en las cartas, tarjetas, impresos, etc., que procediesen
del buzón especial, y en los certificados que se entregasen a la mano al individuo de la Comisión que estuviese de turno, pues durante todos
los días que duró la Exposición y en las horas que permaneció abierta al público, un miembro, al menos, de la Comisión estuvo siempre presente
en la sala.
En los efectos postales que fueron depositados en el buzón especial de la Exposición se estampó, junto con
el matasellos de la Exposición Filatélica, el matasellos de la Exposición Regional, igualmente circular, de fecha, de color morado y con la
siguiente leyenda: "EXPOSICION REGIONAL - CORREOS - VALENCIA".
La Comisión organizadora confeccionó, para la correspondencia de los expositores, unos sobres que merecen
ser considerados como los "oficiales" de aquel evento filatélico; de color blanco y de un tamaño de (110x142)mm., en su anverso
figura la siguiente leyenda, impresa en color negro y situada en la esquina inferior izquierda: "Primera Exposición Filatélica.- en España.-
Octubre y Noviembre, 1.909.- Valencia".
También fueron depositados en el buzón especial y matasellados de la forma indicada, los sobres
confeccionados por la Comisión organizadora para su correspondencia en sus trabajos de preparación de la Exposición: Se trata de sobres de color
azul, de un tamaño de (115x145)mm., con la siguiente leyenda impresa en color negro en la cabecera del anverso: "Exposición Filatélica.-
Valencia y Septiembre 1.909 - Comisión organizadora" y a continuación otras dos leyendas: Una la izquierda "Presidencia.- Libertad, 32,
Cabañal-Valencia" y otra a la derecha "Secretaria.- Salvá, 1, entº Valencia".
La referencia al mes de "Septiembre" se entiende mejor al tener en cuenta que la Comisión se vió
forzada a demorar la fecha de inauguración en varias ocasiones.
La Comisión dispuso, durante el periodo de preparación del certamen y concretamente para su gestión de
difusión, de otro tipo de sobre, que utilizó para remitir el Reglamento y el Boletín de adhesión, del cual ya hemos dado cuenta anteriormente y
expuesto su imagen.
Este sobre, de color azul, con dimensiones de (135x185)mm, lleva en el anverso la leyenda impresa en negro: "Primera
Exposición Filatélica en España / VALENCIA.-SEPTIEMBRE DE 1.909 / DIRECCIONES - Presidencia: Libertad, 32, pral.-CABAÑAL (Valencia) / Secretaría:
Salvá, 1, entresuelo.- VALENCIA" y que no parece que fuese utilizado durante la Exposición en el buzón especial; de hecho, de aparecer
algún ejemplar, constituiría ciertamente una pieza excepcional.
En la estafeta de Correos del buzón de la Exposición, el servicio funcionó con verdadera escrupulosidad,
lo que no fue óbice para que tuviese lugar cierta inadvertencia: alguna carta de las primeras depositadas en día determinado, fue inutilizada
con fecha del día anterior; al notarlo y para que estuviese en regla, los funcionarios procedieron a enmendarla con tinta.
Otro "lapsus cálami" tuvo mayor resonancia: Cuando no había transcurrido un mes desde la
clausura, el periodico The Philatelic Journal of Great Britain publicaba que la sociedad The City of London Philatelic Society
disponía de un sobre matasellado en la Exposición Filatélica de Valencia con fecha "6 Nov. 1.990"; abierta una investigación, se pudo
comprobar que debió de producirse una equivocación, obviamente exenta de mala intención. La honorabilidad de los funcionarios
encargados, Srs. Vilar y Lacana, quedó intacta. Ni entonces ni después, hasta el momento presente, no consta la existencia de
algún otro sobre con esta anomalía.
Los sellos generalmente utilizados en la estafeta de la Exposición fueron los de la serie ordinaria
denominada del "Cadete" en mayor cuantía, y, en menor, algún valor de los recientemente aparecidos (el 15 céntimos violeta) de la
serie denominada del "medallón", aparte de conocerse sobres con el sello de urgencia y con el "Cuartillo":
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Como colofón, hay que hacer referencia a las tarjetas de la Unión Filatélica Valenciana: Esta entidad, a
propuesta de su Presidente, acordó en Junta celebrada el día 4 de octubre de 1909 que se imprimiesen unas tarjetas postales que sirvieran como
recuerdo de la Exposición, para que los socios, sociedades, revistas y otras entidades pudiesen conservar el matasellos que se iba a conceder.
La tarjeta, por si sola, carece de valor postal; si se deseaba su circulación era necesario franquearla convenientemente
con sello adhesivo, pero, ahora bien, como tarjeta emitida por la Unión Filatélica Valenciana, sociedad patrocinadora del evento junto con la
Sociedad Filatélica Catalana, merece formar parte esencial del bagaje filatélico de aquella efemérides, muy especialmente aquellas franqueadas
y con el matasellos especial, esto es, las verdaderamente circuladas.
LOS PREMIADOS EN LA EXPOSICIÓN:
Fue deseo de la Comisión que, antes de la clausura, el Jurado emitiese su veredicto, por lo que el día
5 de Noviembre y después de detenido examen, "...verificado en varias ocasiones individual y colectivamente...", el citado
tribunal otorgó los distintos premios, cuyas indicaciones se colocaron junto a las colecciones y objetos agraciados.
El Jurado, con los votos en contra de los interesados, hizo constar en acta, que lo mismo la colección
universal del Sr. Díaz de Brito así como la revista Madrid Filatélico, dirigida por el Sr. Aleñá, eran merecedoras a ser distinguidas con
medalla de plata, aunque se veía en la imposibilidad de adjudicárselas conforme a lo prevenido en el art. 11 del Reglamento, por considerarse
que estaban fuera de concurso, toda vez que ambos señores formaban parte del Jurado.
Ese mismo día del fallo, la Comisión ofreció un banquete a los miembros del Jurado en el restaurante
del Gran Casino ubicado en el recinto de la Exposición Regional, y al que se unieron los valencianos Srs.Bertolín, Blanes, Sist y Escribá,
entusiastas socios de la Unión y partícipes en la Exposición, a cuya instalación habían prestado su personal colaboración.
El Jurado concedió el "Premio extraordinario de S.M. el Rey" a DªAntonia Rodríguez Martín,
residente en Valencia, nacida en Toledo, que había cursado los estudios de Magisterio, si bien ejercía de ama de casa. Sus
aficiones se centraban en la Cartofilia, siendo poseedora de una importante colección de tarjetas postales ilustradas, aunque sin embargo,
su participación en el certamen, esto es su vena filatélica, se explica si se tiene en cuenta que se hallaba casada con D.Carlos Llorca y un
cuñado suyo era D.José Sanchís, fundador y director de la primera revista filatélica valenciana, "El Filatélico de Valencia".
El galardón le fue concedido por su participación en la Sección 7ª, en su clase única de "Obras
artísticas confeccionadas con sellos": Presentó un cuadro representativo del escudo de Valencia, con unas dimensiones de (286x248)cm.
hecho con algo más de 12.000 sellos enteros usados del busto del monarca D. Alfonso XIII. Conviene destacar este extremo:
El premio le fue concedido a Dª.Antonia Rodríguez por un cuadro representativo del escudo de Valencia, y no por un mapa de España, como
erróneamente se afirmó hace algunos años (Conferencia pronunciada por el tantas veces recordado Presidente que fue de la Sociedad Valenciana
de Filatelistas D.Salvador F. Peris en el recinto de la "II Exposición Filatélica Regional de Valencia" del salón de Exposiciones
del Excmo. Ayuntamiento de Valencia, el día 24 de Febrero de 1.966, pudiéndose consultar el texto íntegro en la revista Correo filatélico,
nº 46; también existe una separata a cargo de la Sociedad Valenciana de Filatelistas e impresa por Esteve y Arnau, en 1.967).
Las cuatro Medallas de Oro patrocinadas fueron concedidas por el Jurado a los siguientes expositores:
En primer lugar, a Mr.Isaac Blanco, el cual, aunque algunos lo consideraban francés, pues llevaba más
de quince años residiendo en París, era español, nacido en el año 1.866 en la localidad de Juzbado, provincia de Salamanca. Desde
1.884, en que se desplazó a Madrid, empezó a dedicarse a la Filatelia con verdadera afición, progresando en sus conocimientos sobre la misma,
impropios de sus 18 años, y siendo ya por entonces su predilección por los sellos de España. En 1.892 fijó su residencia en
Paris, y, desde su domicilio de la "rue du Conservatoire", realizó grandes transacciones, convirtiéndose en uno de los más
asiduos concurrentes a la Bolsa de sellos de los Campos Elíseos, y ello sin desentenderse del movimiento filatélico español, pues fue Agente
de la revista "Madrid Filatélico" en París, siendo en esta ciudad donde efectuó importantes cambios, que aumentaron su magnífica
colección de España y Colonias, en la que destacaba la perfección de sus ejemplares, pues era extremadamente escrupuloso a la hora de adquirir
un sello para su colección.
Con esta espléndida colección había obtenido Medalla de Oro en la Exposición de París, de 1.900, Medalla de
Plata en la Exposición de Berlín de 1.904, y de la misma clase en la Exposición de Milán de 1.906. Poco tiempo después de la
Exposición de Valencia, el Sr.Blanco falleció en París, y su señora viuda, Dª.Valentina Beurdeley, con quien había contraído matrimonio en 1.901,
vendió toda la colección, de la que solamente una parte se había podido contemplar en la ciudad del Túria, que fue adquirida por el conocido
filatélico comandante Mr.Aupèche.
El galardón concedido al Sr.Blanco lo fue por su colección de sellos de España y Colonias, compuesta por
numerosos bloques, errores, hojas reconstituidas de casi todas las series de 1.875, así como hermosos ejemplares de Río de Oro y posesiones del
Golfo de Guinea, con un total de 148 cartones. Según testimonios de la época, llamaron la atención un bloque de cuatro sellos del tres cuartos
del "Oso y Madroño" en nuevo; centros invertidos del 12 cuartos de 1.865 en sobres originales; el error 2 reales de 1.855; parejas de
2 reales de 1.851, 1.852 y 1.853; azules claros de 1.854; bloques de algunos 19 cuartos, y un espléndido ejemplar tête-beche de ¼ de
céntimo, entre otros.
La segunda Medalla de Oro le fue concedida al Sr.Conde de San Román por su colección de España y
Colonias.
Este entendido aficionado madrileño presentó artísticamente su magnifica colección, en la que incluyó los
sellos de Telégrafos. Esta colección llamó la atención, entre otros motivos, por estar compuesta exclusivamente por ejemplares
nuevos y perfectos, que evidenciaron la pulcritud y el gusto de este distinguido expositor; y si, además, se tiene en cuenta que la colección
era completa, podrá hacerse una idea del valor de lo expuesto.
La tercera Medalla de Oro fue adjudicada a D.Miguel Gálvez Jiménez, que, en aquel momento, era ya
una personalidad en la Filatelia española, hasta el punto de ser considerado como uno de los estudiosos más expertos en sellos de España.
Titular de un establecimiento de sellos de los de mayor crédito de Madrid, "M. Gálvez, sucesor de
López", de cierta antigüedad –la casa original había sido fundada en 1.868- y situado en las calles Cruz y Príncipe (el traslado a la
Carrera de San Jerónimo tuvo lugar algún tiempo después, en 1.912), era autor de una importante obra, de gran éxito comercial,
denominada "Catálogo Gálvez", caracterizado por ser universal y ser el único de esta clase editado en castellano; por su técnica y
buena factura, había sido premiado en las Exposiciones de París, de 1.900, y en la de Milán, de 1.906.
Fundó, junto con D.Miguel Aleñá el "Madrid Filatélico", órgano oficial del Circulo Filatélico
Matritense, cediendo a este último, su cuñado, la dirección y reservándose el Sr. Gálvez la propiedad; el primer número vio la luz el día 1 de
enero de 1.897, siendo en este momento de celebración de la Exposición de Valencia la revista más antigua de las que se publicaban. Al
tiempo del Congreso de Zaragoza, fue nombrado Vocal de la Junta General, prestando una decidida e importante colaboración en pro del evento,
aunque no asistió a Zaragoza.
El premio le fue concedido por su colección de sellos de Colonias Españolas, donde especialmente llamaron la
atención las colecciones referentes al Golfo de Guinea y Río de Oro, de las que el Sr. Gálvez exhibió, al decir de los que vieron el certamen,
ejemplares preciosos, sobre todo los errores de 4 pesetas y sobrecargas.
En aquel momento, se estimaba que en esta clase era difícil que hubiese una colección que ofreciese tanta
variedad filatélica.
La cuarta Medalla de Oro le fue concedida a D.Miguel Blanes, aficionado valenciano, que, desde niño,
se sintió atraído por el coleccionismo de sellos de correos, afición que fue en aumento hasta que cumplió los 24 años, en que, debido al
fallecimiento de su señor padre, hubo de encargarse de los asuntos de su casa y continuar el negocio del autor de sus días.
A su desahogada situación económica unía una gran laboriosidad y competencia mercantil, como puede colegirse
por el hecho de que a los 19 años era Jefe de contabilidad de la Banca de los Srs. Verdeguer.
De vuelta a los sellos, y gracias a sus desahogados medios económicos, que su laboriosidad iba acrecentando,
hizo buenas adquisiciones, logrando reunir una buena colección de unos 14.000 sellos, en la que se encontraban piezas muy importantes de España,
Colonias, Europa y América.
Ingresó en la Unión Filatélica Valenciana en Enero de 1.909, y ese mismo año fue elegido Vocal primero de
la Directiva (Vicepresidente), teniendo una importante participación en la organización e instalación de la Exposición, a la que prestó
ayuda tanto material como personal, aunque sin embargo, en Junio de 1.912 y a petición propia, causaron baja él y su hijo en la Unión.
El galardón le fue concedido por su colección de bloques de sellos de España: De lo mucho expuesto por el
Sr.Blanes, destacó una preciosísima y numerosa colección de bloques de España de los años 1.850, 1.851, 1.853 y 1.854; uno de 12 sellos del
6 reales de 1.851 y otro de igual valor de 1.853; un bloque, de gran valor, de 8 sellos del real azul claro de 1.854, algo matasellado, que
llamó especialmente la atención; y otro de 15 sellos de 1 real azul de 1.855, entre los que aparecía el error del 2 reales de dicho año.
Y además, muchos de estos bloques y otros que allí figuraban, se encontraban en fajas y sobres originales, lo que aumentaba
indudablemente su valor.
La quinta Medalla de Oro le fue adjudicada al Museo Postal por su profusa y variada colección de matasellos,
que fue presentada y ordenada personalmente por su Director, D.Manuel de Cerecedas, perteneciente al Real Cuerpo de Correos.
Coleccionista importante y miembro de varios clubs y sociedades filatélicas, la Junta General del Congreso
de Zaragoza le había ofrecido una de las cuatro presidencias honorarias, que aceptó; pero una inoportuna enfermedad le impidió acudir a la capital
aragonesa.
Ya en Valencia, en el salón del Palacio de Industrias y en cuatro vitrinas-pupitre, se exhibieron escogidos
matasellos de todas las clases: Los sellos de tinta, los llamados de letrero; los de escudos de armas reales; los de fecha; los denominados
"matasellos" que dieron principio con el uso de los sellos de franqueo; los de cargo por carecer de franqueo o ser insuficiente;
de certificados, etc.
De las veintiuna medallas de plata otorgadas por el Jurado, cuatro pasaron a manos de expositores valencianos,
y concretamente, fueron premiados con este galardón D.Miguel Blanes, del que ya se ha hecho referencia, por su colección de España y
Colonias; D.Faustino Odriozola por su colección universal que exhibió en un artístico y cómodo mueble y en la que resaltaban los sellos
de las primeras emisiones de casi todos los países del mundo; D.Carlos Llorca por su colección universal, en la que aparecían especialmente
completas Francia e Inglaterra, así como algunos países de América; a la publicación periódica "El Eco Postal" (Órgano de difusión
de la "Unión Filatélica Valenciana"); y a D.José Bertolín por su escudo de Valencia, de unos 50 centímetros de altura, y que
estaba confeccionado con sellos cortados a pedacitos y encerrado en un lujoso marco dorado.
El unionista D.José Bertolín, titular de un acreditado establecimiento comercial en Valencia, su ciudad
de origen, sintió muy tempranamente la afición a coleccionar sellos, siendo uno de los más entusiastas unionistas, pues antes aún de pertenecer
a esta Sociedad, ya le había prestado algunos servicios, y es que, por razones de índole particular y reservada, no estimo procedente solicitar
su ingreso en ella.
En 1.904, desaparecidas las circunstancias que motivaron su alejamiento, se convirtió formalmente en socio,
y en las elecciones del siguiente año, 1.905, fue nombrado Vocal de la Junta, y reelegido para el mismo cargo en los años siguientes, y designado
Secretario en 1.907, función que desempeñaba cuando se celebró el Congreso, asistiendo a Zaragoza.
Al tiempo de la Exposición, formaba parte de la Junta Directiva de la Unión Filatélica Valenciana, habiendo
prestando su colaboración personal en los trabajos de instalación del certamen.
El resto de Medallas de Plata fueron concedidas a D.Manuel Gálvez (dos), por su colección de España y
por su colección universal; otra a D.Ricardo Ragull, por su colección de Rio de Oro y Colonias Alemanas; a D.Juan Vidal Borrás,
por su colección de Colonias Inglesas; a D.Antonio Laso, por su colección universal; a D.José Marcó del Pont, por su obra titulada
"Sellos de Rivadavia"; a D.Francisco Carreras Candi, por sus obras literarias; a Mr.León de Ray, por su libro "Les
falsifications du Transvaal"; a Mr.William S. Lincoln (dos), por sus obras "Stamp Collecting Noles" y "Catálogo
Universal"; a Mr.Th. Lemaire, por sus catálogos; a D.Miguel Gálvez, por su catálogo universal; la Revista de la Sociedad
Filatélica Argentina; a la revista "El Filatélico Español" (que dirigía D. Pedro Monge); a la revista "De Nederlandsche
Philatelist"; y a Mr.Th. Lemaire, por sus álbumes.
De las trece Medallas de Bronce concedidas, dos de ellas agraciaron a expositores valencianos, a D.José
Sist Tamarít y a D.Francisco Mas; al primero, por su colección de España y Colonias y al segundo, por su colección universal.
El Sr. Sist era un valenciano y entendido filatélico, socio fundador de la Unión Filatélica Valenciana,
hasta el punto que, junto con el Sr. Díaz de Brito, fueron los redactores del primer Reglamento de la entidad, pues, en la reunión previa a la
constitución, fueron encargados de llevar a cabo este cometido; este Reglamento fue aprobado por unanimidad en la primera sesión celebrada, y
en la cual el Sr. Sist fue elegido Vocal de la Sección de cambios.
Cuando la crisis de 1.903, fue uno de los que pidieron la disolución de la sociedad; pero no porque desease
la desaparición –era uno de los más asiduos contertulios- sino porque consideraba la vida imposible por el camino emprendido.
Asegurada la existencia de la entidad, se unió incondicionalmente, desempeñando desde entonces y sucesivamente
los cargos de Vocal, Secretario, Director de cambios y Tesorero, haciendo gala siempre de gran actividad; como gran coleccionista, fue uno de
los primeros que abandonaron la universalidad por imposible, logrando una esmerada colección de España y Colonias, que fue la que mereció la
Medalla de Bronce en Valencia; y como persona, en fin, fue muy apreciado por sus consocios unionistas por su gran generosidad, pues siendo el
representante en Valencia de la "Casa Enrique Laso" de Madrid, no tenía inconveniente en pedir sellos a su representada, y cederlos
a sus compañeros en las mismas condiciones que a él le hacía el citado establecimiento.
Al Sr. Sist se debió la creación en la Unión de la llamada "Sección de sellos fiscales"
en el año 1.905, que se estructuró dentro de la Sección de cambios, aunque con bases propias (de 15 de Noviembre del citado año).
Hay que recordar que, en ese momento, los sellos fiscales habían adquirido un notable interés por parte
de los coleccionistas, especialmente en el extranjero. Londres acababa de contemplar la primera Exposición de sellos fiscales, organizada por
la Fiscal Philatelic Society de dicha ciudad; y en los salones de la Federation Philatèlique de France sita en París, había
tenido lugar una Exposición de sellos fiscales de todos los países, aunque en Valencia, sin embargo la idea no perduró mucho tiempo.
Por lo que se refiere a los sellos fiscales de España, necesario es recordar al ilustre filatélico catalán
D.Francisco Carreras Candi, no solo por sus conocimientos en esta materia sino también por su colección, parte de la cual fue expuesta en el
certamen de Valencia, concretamente los sellos fiscales de esta ciudad.
D.Francisco Más López era titular de un acreditado establecimiento comercial, cuya próspera marcha
le permitió dedicar algún tiempo a sus dos aficiones favoritas: Los sellos y la bicicleta.
Centrándonos en la primera de ellas, el Sr. Más fue socio de la Unión Filatélica Valenciana desde los
primeros tiempos de su fundación, siendo un asiduo visitante de la sede social, formando reiteradamente parte como Vocal de los órganos de
gobierno de la entidad. En no pocas ocasiones demostró su afecto y desprendimiento a favor de la Unión, siendo uno de los
firmantes de la proposición presentada el 18 de Julio de 1.903 para que la sociedad no se disolviese. Posteriormente, ante
situaciones igualmente comprometidas para la entidad, jamás negó su colaboración y ayuda.
Se alistó como congresista, si bien no llegó a desplazarse a Zaragoza; y al tiempo de la Exposición de
Valencia, prestó desde el primer momento su plena colaboración personal, colaborando incluso en los trabajos de instalación y en las labores de
decoración del salón del Certamen, en el Pabellón de Industrias del recinto de la Exposición Regional Valenciana.
La Medalla de Bronce le fue con cedida por su colección universal; poco tiempo después, en el mes de
Enero de 1.912, falleció a los 43 años de edad.
El resto de Medallas de Bronce correspondieron a D.Miguel Ximénez de Embun, por su colección universal;
a Mr.León Raay, por su colección de falsificaciones del Transvaal; a D.Pedro Monge, por su colección de fiscales de Austria:
a D.Francisco Carreras Candi, por su colección de fiscales de Valencia; a las publicaciones "Le Journal des Philatelistes",
"The Philatelic World", "Le Collectionneur Universal", "Szekula Briefmarken-Verkehr" y a "Der Sammelsport";
a Mr.William S. Lincoln, por sus útiles y accesorios filatélicos; y a Mr.Th. Lemaire, por sus útiles y accesorios.
Por último, el Jurado concedió cuatro Menciones honoríficas: a D.Rafael Torres, por su colección de
franquicias militares de la campaña de Cuba; a D.Rafael Aguirre Mercado, por su obra "Estudios de la Filatelia de Chile";
a D.Miguel Gálvez, por su álbum desmontable y a Mr.William S. Lincoln, por su colección de álbumes.
LA PRETENDIDA VISITA REGIA
Corre por Valencia, fundamentalmente vía "Radio macuto", el sucedido de que S.M.Don Alfonso XIII
visitó, en el recinto de la Exposición, una muestra de sellos de correos, y que la regia visita, que estaba programada como protocolaria y de
trámite, truncó el horario previsto, ya que S.M., muy interesado por los sellos, prolongó su estancia al solicitar detalles y admirar las
colecciones allí expuestas.
Con ocasión de aquel evento, los Reyes se desplazaron a Valencia el 22 de Mayo de 1.909 y el 25 de Abril
de 1.910, para la inauguración de la Exposición Regional y de la Exposición Nacional, respectivamente; en ambos casos fuera del tiempo en que
tuvo lugar la Exposición Filatélica (del 30 de Octubre al 10 de Noviembre de 1.909), por lo que, dicen los que afirman esta especie, los
aficionados valencianos, sabedores del interés del Monarca por los sellos, le prepararon una exhibición filatélica.
Sin embargo, la realidad es que, en la primera visita, difícilmente se pudo improvisar una exhibición por
la sencilla razón de que la Comisión Organizadora no disponía todavía de las vitrinas y demás mobiliario necesario para ello, pues, incluso,
ignoraba en ese momento el número de expositores y el volumen de las colecciones.
En cuanto a la segunda visita de los Reyes, se produjo el 25 de Abril: Ese día, por la
mañana, tuvo lugar la inauguración y, por la tarde, la parada o festejo militar; fue en el siguiente día cuando el Rey visitó la Exposición
Nacional, acompañado en todo momento por su Presidente, el Sr. Trenor Palavicino, el cual, en su Memoria, describe minuciosamente los pasos
dados por el Monarca desde las 11`45, hora de su llegada, hasta las 20 horas, en que salió de regreso a Madrid. El Sr. Trenor,
guía y cicerone regio, menciona los pabellones visitados por el Rey e, incluso, las personas con las que dialogó el Monarca en cada uno de
ellos; así, enumera la Sección de Arte Retrospectívo, Gran Casino, Instalaciones Lebón, Fomento, Casa Bayarri, Junta de Obras del Puerto,
Cerámica Albors, Pañería Banquells, Espejos Prats, Maquinaria Vilanueva, Hidro Eléctrica del Turia y Reales Patrimonios, pasando a continuación
al Palacio Municipal, donde el Ayuntamiento le ofreció un banquete, trasladándose luego a Capitanía General y abandonando Valencia a las 20 horas;
no hace, pues, alusión alguna a la pretendida exhibición filatélica.
Hay que reconocer que esta historia o, como se dice en la actualidad, leyenda urbana, ha hecho fortuna,
llegando a prender en espíritus científicamente tan críticos como el inolvidable D. José María Gómis Seguí; pero, a la hora de redactar la
crónica de lo acontecido, no basta con que un seceso resulte más o menos simpático y amable, es necesario que, además, sea verdadero.
IMPORTANCIA DEL CERTAMEN FILATÉLICO
Los miembros de la Comisión organizadora de la Exposición, al iniciar sus trabajos y todavía eufóricos
quizás por el éxito habido en el Congreso de Zaragoza, creyeron, llenos de optimismo, que era posible la celebración de un gran Certamen.
Sin embargo pronto pudieron comprobar, como ya se ha indicado, que dos serios obstáculos dificultaban el
acceso a aquella meta: La captación de fondos y la captación de expositores.
Ciertamente, en el aspecto económico, la Comisión no recibió las ayudas que esperaba de aficionados y de
entidades filatélicas (por lo que se refiere al ámbito oficial, la única ayuda económica recibida fue el premio donado por S.M. el Rey, y, en
el aspecto participativo, la concurrencia del Museo Postal), lo que redundó no solo en los premios ofrecidos sino también en el levantamiento
de los gastos generales de organización e instalación del Certamen, y hasta tal punto, que con posterioridad a la clausura de la Exposición,
concretamente en el mes de Febrero de 1.910, el Sr.Pallardó, como Tesorero de la Comisión Organizadora, se vio obligado a hacer un llamamiento
público a los señores que estaban en descubierto por cualquier concepto, tuviesen la bondad de arreglar sus cuentas, "...pues no
habiendo sido lo satisfactorio que debiera el resultado financiero, su olvido o negligencia lo agravaría." (El Eco Postal, nº 74).);
y, en el aspecto participativo, fue notoria la ausencia de las colecciones españolas más notables, pues, pese a los esfuerzos desplegados por
la Comisión (en dos ocasiones se desplazaron miembros de la Comisión a Madrid -el Sr.Pallardó, primero, y el Sr.Aliño con la intención
de romper el retraimiento general de los aficionados a exponer sus colecciones, haciendo lo propio el Sr,Llorca en Barcelona), no se logró
vencer el retraimiento de los aficionados, y ello pese al entusiasmo inquebrantable de los organizadores, que, esperanzados y confiados en un
cambio de actitud, demoraron una y otra vez la fecha del evento.
Ahora bien, no obstante el tesón y el entusiasmo de los que, a lo largo de los trabajos de preparación,
hizo gala la Comisión en su empeño por alcanzar la meta deseada, es lo cierto que, concluidos estos, no pudo ocultar un sentimiento de decepción
por la falta de colaboración de ciertos filatélicos españoles, al menos en la medida que su entusiasmo por la filatelia le había hecho esperar.
Tanto es así, que entresacamos esta alocución del discurso pronunciado por D. Vicente Pallardo en el acto
inaugural: "...Las contrariedades, decepciones y sobre todo la falta de entusiasmo por parte de muchos que se titulan filatélicos, han
hecho que no podáis admirar algo de lo mucho y bueno que en España existe en sellos y la creencia que hay en el extranjero de que aquí no
tomamos nada en serio, ha hecho también que hayan dejado de enviarse colecciones por aficionados de otros países, que hubieran seguramente
contribuido a dar mayor esplendidez y variedad a esta Exposición".
El día 5 de Noviembre, la Comisión Organizadora ofreció una comida a los miembros del Jurado, y, en este acto,
el Sr.Llorca, tras agradecer y encomiar la actuación del mismo, se dolió de que "...la apatía propia en unos, la desconfianza en otros
de que se realizase el Certamen, el poco españolismo filatélico de algunos y el retraimiento de los más, hayan restado lucidez a la Exposición,
que otra cosa hubiese sido, de haber contribuido todos los que debían y podían, al buen resultado de la misma.".
Sin embargo, no podemos sino aplaudir el esfuerzo e ilusión con que nuestros antiguos consocios plantaron
cara a la adversidad, a pesar de todo, para sacar a la luz la Primera Exposición Filatélica que ha tenido lugar en España.
Si a lo largo de 2009 asistimos al Centenario de la Exposición Regional Valenciana y evocamos sus distintas
fases, llenas de luces y sombras, las efemérides de 2010 nos brindan la oportunidad, llena de paralelismos con el tiempo presente, de comprobar
los desvelos, gestiones y angustias de un emprendedor como Tomás Trenor, promotor del certamen valenciano, que en un momento crucial solo fue
secundado por el pueblo valenciano cuando intentaba poner en pie la Exposición Nacional entre la pereza insensible de los políticos.
La Exposición Regional Valenciana fue inaugurada por don Alfonso XIII el 22 de mayo de 1909, con la presencia
de Antonio Maura como presidente de un Gobierno conservador, viviendo el certamen meses de gran brillo hasta que, al llegar julio estalló la guerra
en Melilla y España tuvo que enviar refuerzos a morir en el Monte Gurugú y en Barcelona se produjo la Semana Trágica.
La Exposición Regional, al retraerse el público, comenzó a acumular déficit; fue entonces cuando Trenor y
su comité acordaron prorrogar la Exposición, que en 1910 habría de tener carácter nacional.
Cuando el anarquista Ferrer Guardia fue fusilado por su implicación en la Semana Trágica, el gobierno
conservador de Maura se deshizo en el parlamento como un terrón de azúcar: Llegaron los liberales de Segismundo Moret al poder y a Tomás Trenor,
diputado conservador por Valencia, le tocó lidiar el cambio general de ministerios y altos cargos, en una catarata que llegaba, según costumbre,
hasta la alcaldía de Valencia.
Con todo, el 18 de diciembre de 1909, a base de mover hilos en Madrid con pericia, consiguió un real decreto
que aseguraba una subvención de dos millones de pesetas para la Exposición Nacional en 1910; pero, como el propio Trenor escribió en sus Memorias,
"...los que de su trabajo viven, no pueden alimentarse de promesas y pagarés verbales.", de modo que "...hubimos de hacer
verdaderos equilibrios con los propios recursos, siéndome forzoso acudir con los míos, sin regatearlos ni limitarlos, a las atenciones de aquellos
meses primeros de 1910.". Dicho en cristiano: Trenor echó mano de su cartera personal para sostener el puente entre la Exposición Regional
y la Nacional; porque aunque había decreto, el Banco de España, presidido "casualmente" por el liberal Sagasta, no abría el grifo
financiero sin que las Cortes, disueltas, no votaran el decreto correspondiente.
La Exposición Regional de 1909 siguió hasta enero de 1910, atendiendo a la petición del Gobierno liberal,
que quiso cerrarla con algún ministro que pudiera "hacerse la foto". Sin embargo, cuando llegó febrero, Trenor ni tenía fecha de inicio
ni podía establecer un borrador de presupuesto para la Nacional: "...En ésto -escribe Trenor compungido- surgió la crisis, cayó el señor
Moret, subió a la presidencia del Consejo el señor Canalejas, y como teníamos suyas recientes demostraciones de interés y cariño por la Exposición,
sobre él dimos para lograr lo que tanto nos urgía. Mi vida en aquella temporada fue un continuo ir y venir a Madrid".
La nueva crisis de Gobierno, la decimotercera desde que Alfonso XIII comenzó a reinar en propiedad en 1902,
se produjo el 9 de febrero; y Trenor logró que Valencia estuviera en el temario del Consejo de Ministros en su primera reunión de trabajo, el día 17;
dos días después, recibido por Canalejas, logró de él la seguridad de que la Exposición Nacional se abriría el 15 de abril, con asistencia del Rey;
el 22 de febrero, Trenor quiso atar definitivamente el gran evento que Valencia necesitaba y acudió a Palacio a cumplimentar al Rey: Afectuoso con
el hombre al que había nombrado marqués del Turia, don Alfonso se comprometió a estar en Valencia tres días; y a volver en octubre con la reina
Victoria, a quien la buena sociedad valenciana quería saludar desde mayo, cuando no pudo viajar a causa de su embarazo; Alfonso XIII, además, se
entusiasmó con cuanto Trenor preparaba en Valencia: una gran fiesta militar, en homenaje a las tropas que se habían dejado la piel en Marruecos, y
para eso tenía trabajando de nuevo a un compositor famoso por su parsimonia, Pepe Serrano, que componía "La Canción del Soldado".
EL GRAN GESTO DE VALENCIA
El alcalde de Valencia, ahora el liberal Ibáñez Rizo, se desvivió tanto como Trenor por la Exposición Nacional
y desplegó mil gestiones, junto con directivos del Ateneo Mercantil; pero Trenor, pendiente de la enfermedad de su esposa, vio con angustia cómo
los retrasos del dinero se acumulaban, y lo que era peor, empezó a notar que desde Valencia se encizañaban las cosas escribiendo a Canalejas sobre
lo mal que andaban todo en la Exposición y lo difícil que sería que el rey lo viera todo acabado.
Trenor comprendió inteligente que "...en las esferas oficiales la causa de la Exposición tenía pocos
afectos..." cuando el gobernador civil cerró el juego en el Gran Casino, única fuente de ingresos del certamen, aunque Trenor no se
lo pensó dos veces y propuso a la junta del Ateneo Mercantil una dimisión en bloque, que fue de inmediato secundada, y dio orden de paralizar las
obras en la Exposición.
Lo que no sabía, o quizá sí, es lo bien que iba a responder su Valencia a tan honorable gesto, ya que el día 8 de
abril los comercios comenzaron a cerrar puertas en protesta y los piquetes de jóvenes comenzaron a cantar el Himno de la Exposición, entre silbidos,
a las puertas del periódico 'El Mercantil Valenciano', considerado poco afectuoso con el certamen.
Trenor tuvo que hacer un llamamiento en la prensa para hacer que la huelga del comercio concluyera; poco después,
citado a conferencia telefónica con el alcalde, que hacia gestiones en Madrid, tuvo noticia de que todo se iba enderezando.
El gallardo gesto de protesta del pueblo valenciano causó sensación en Madrid y el Gobierno liberal accedió al
fin a conceder un anticipo de 400.000 pesetas. Acordado el día 10, no se hizo efectivo en Valencia, realmente, hasta el día 22 de abril de 1910;
con todo, el día 25 de abril, entre el clamor del pueblo valenciano, el rey, junto a Canalejas "el parsimonioso", inauguraron la
Exposición Nacional de Valencia: "...Como el lector ve -escribió Trenor- las cosas salen bien según la cantidad
de energía que se pone en alcanzarlas..."..
APUNTES FILATÉLICOS ACERCA DE LA EXPOSICIÓN NACIONAL DE 1910
El entonces Presidente del Ateneo Mercantil, D.Tomás Trénor Palavicino y su comité de promotores, buscaron,
además del soporte del pueblo valenciano, del apoyo oficial e institucional, y, tras enconados esfuerzos, lograron conseguir la declaración de
"Nacional" para la Exposición, que, de este modo, siguió abierta durante el año 1910.
Las pérdidas obtenidas en el año anterior fueron paliadas, aunque tan sólo lo fueron en una parte, por los
beneficios conseguidos en 1910; Tomás Trénor, que había anticipado medio millón de pesetas (¡¡¡ de 1909 !!!) de su patrimonio personal, así como los
promotores, tuvieron que hacer frente al pago de las deudas, que fueron saldadas en parte, a través de efectuar subasta pública de los materiales
procedentes de aquellos edificios de la propia Exposición que fueron derruidos; hoy en día, tan sólo se conservan incólumes los edificios del
'Palacio de la Industria' (llamado 'Edificio de la Tabacalera', que en la
actualidad está destinado a albergar oficinas del Excelentísimo Ayuntamiento de Valencia), asimismo también el situado enfrente de éste y
llamado 'Asilo de Lactancia' (por ser la guardería de las empleadas de Tabacalera)
y el 'Palacio del Ayuntamiento', edificado a la parte de detrás de
éste último, que fuera obra del Arquitecto Mora (cuya esbelta y armoniosa aguja
gótica, que estuvo ausente en la Exposición Regional de 1909 por problemas de presupuesto, fue al fin terminada y rematada antes de la
inauguración de la Exposición Nacional en 1910).
Así como la Exposición Regional de 1909 no había sido rentable, tampoco lo fue la Exposición Filatélica,
primera celebrada en España, que fuera celebrada, como referimos anteriormente en 1909, en el Palacio de la Industria; y aunque tampoco parecía
posible obtener beneficios de la Exposición Nacional de 1910, se realizaron unas preciosas Medallas que fueron entregadas a los participantes
en la misma.
Además fue piedra de toque el que la Administración de Correos no permitió que fuera puesta a la venta la
preciosa Viñeta que que la Organización había confeccionado para conmemorar el evento, y que a buen seguro habría sido una opípara ayuda que
hubiera seguramente mermado las cuantiosas pérdidas derivadas del año anterior.
Pero no sólo éso; sino que lo que desafortunadamente sucumbió fue el ánimo de los organizadores, que ni
quisieron plantear (y ni siquiera lo intentaron) repetir la experiencia filatélica del año 1909, puesto que la Junta Directiva de la Unión
Filatélica Valenciana declinó en absoluto el proponerlo a sus consocios.
La Administración de Correos de Valencia puso a disposición del público asistente a la Exposición Nacional
un matasellos especialmente confeccionado para enviar correspondencia desde la Estafeta de la Exposición, que presuntamente se debería de
encontrar ubicada en la entrada del recinto ferial de la Exposición.
Causa gran perplejidad, no obstante, y a tenor de las muy escasas piezas conocidas, que esa Estafeta Postal
no fue excesivamente utilizada, ni por los visitantes nacionales y extranjeros que acudieron al recinto ferial, pero -y lo que es muchísimo más
curioso y notable- ni tan siquiera por aquellos coleccionistas que eran residentes en la ciudad de Valencia o en sus cercanías.
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Clausurada la Exposición Nacional de 1910, La Unión Filatélica Valenciana continúa con sus actividades de
promoción filatélica a través de sus corresponsales en todo el mundo y de los anuncios en la prensa -tanto nacional como internacional- y sobre
todo en la especializada.